Proyecto de unidad... | mayo 2021

Mensaje de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña ante las situaciones de violencia y muerte contra mujeres de nuestro pueblo… “Dios no nos creó para la muerte; a él no le complace la pérdida de los vivientes.” Sabiduría 1,13 1. Los cristianos anunciamos, y más que nunca en este tiempo pascual, la noticia de la resurrección y la vida que Jesucristo, el Buen Pastor, ha traído a la humanidad. Con ella ha restaurado nuestra imagen y semejanza, y nos ha dado “vida en abundancia” (Jn 10,10b). La cultura de la vida nace del corazón mismo de Dios y requiere de todos un compromiso permanente para que crezca el respeto por la integridad de toda persona. Por eso, hiere profundamente ver brotar las lágrimas en nuestro pueblo por los asesinatos cometidos una vez más en contra de mujeres -y de un bebé en el vientre materno-, de la manera vil y atroz en que han acontecido los hechos. Su grito de dolor sube hasta el cielo, tiene que estremecernos y reclama de nuestra parte, como creyentes, el abrazo, la denuncia de todo atentado contra el sagrado don de la vida, y el más firme compromiso para contribuir a superar esta situación junto con nuestro pueblo. 2. Una vez más, nos sentimos urgidos como pastores a ponernos en el lugar de toda persona agredida, fomentando diálogos personales y grupales a todos los niveles en nuestras comunidades, que nos lleven a escuchar y compartir desde el alma lo que llevamos por dentro y lo que viven y sienten los demás, incluyendo no sólo a las víctimas sino también a los familiares y vecinos de quienes resultan acusados de los crímenes, que con frecuencia también sufren angustiados el que esto haya ocurrido entre los suyos. 3. Queremos colaborar con nuestra gente en las búsquedas de soluciones desde las mismas familias, grupos, asociaciones e iglesias, procurando identificar las tendencias culturales que se han deteriorado, patrones que hemos asumido consciente o inconscientemente, y que llevan a ver falsamente a otras personas como si se tratara de propiedades personales. Con frecuencia se sustituye el valor sagrado de cada ser humano por intereses materiales, se abusa e ignora a las personas más indefensas, y se anida en la mente y en las relaciones la violencia y el atropello verbal, emocional o físico, especialmente contra las mujeres. 4. Nos comprometemos a orar y a seguir profundizando en esta situación con todo agente pastoral, toda persona que ejerza la catequesis, los servicios, la educación, el liderato de movimientos, los ministerios laicales y ordenados, los jóvenes, y especialmente la pastoral pre matrimonial y familiar. Convocaremos a profesionales que estén disponibles para el apoyo y la consejería, el acompañamiento y la escucha, para generar espacios “Nos sentimos urgidos como pastores a ponernos en el lugar de toda persona agredida” La Conferencia Episcopal Puertorriqueña se expresó ante los actos de violencia contra lamujer continúa en la próxima página 5

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