El reto de educar para la vida moral

el reto de educar para la vida moral en sociedad 11 Los Medios de Comunicación tienen unas exigencias éticas que han de respetarse dentro del servicio que han de prestar a la sociedad ante el peligro de ser un poder dentro de la misma. Entre otras podemos señalar: el respeto a las personas, sus creencias e ideas, la potenciación del pluralismo frente a los fundamentalismos dogmáticos, la actitud de servicio a la sociedad, la actitud de acogida de todo hombre junto con el servicio a la información y la preparación del receptor de la noticia. Movimientos sociales significativos como Naciones Unidas y el Concilio Vaticano II hablan de la importancia de los Medios de Comunicación: “Entre los maravillosos inventos de la técnica que, principalmente en nuestros días, extrajo el ingenio humano, con la ayuda de Dios, de las cosas creadas, la Madre Iglesia, acoge y fomenta aquellos que miran principalmente al espíritu humano y han abierto nuevos caminos para comunicar fácilmente noticias, ideas y actitudes” (IM 1). El auténtico objetivo de “los medios” es el de prestar un servicio de pasión por la verdad y defensa del hombre . El segundo objetivo se extiende a la colaboración con otros instrumentos sociales en defensa de valores fundamentales de la persona humana, fundamento de la libertad y de la sociedad democrática. Y el tercer objetivo está orientado a la consecución de una cultura verdaderamente digna del hombre. Los medios de comunicación deberán comunicar un verdadero optimismo hacia la verdad y la esperanza de encontrar un camino que nos lleve a ella. 6 o . La utopía entre el derecho y la moral Los Derechos Humanos (Los derechos del hombre) ocupan en la sociedad actual una vigencia ética sin precedentes en la historia en cuanto expresan valores básicos de la persona y de la convivencia, intraducibles plenamente al campo de la norma jurídica. Los derechos humanos se presentan como aspiraciones de toda sociedad en cuanto reflejen el carácter absoluto e insobornable de la persona, promueven el reconocimiento de la misma como valor final, no mediato ni instrumental. De esta manera la persona humana se constituye en el núcleo ético que desarrolla el proceso de concienciación que se plasma en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

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