El reto de educar para la vida moral

el reto de educar para la vida moral en sociedad 15 11 o .La sed de verdad La confusión creada en el campo de la verdad beneficia a los poderes “pilatófilos” que tienden a lavarse las manos. El primer paso para una auténtica educación moral y para salir de la corrupción es el del amor a la verdad como valor incuestionable. Una de las máscaras en las que aparece envuelta la corrupción en nuestro tiempo es la mentira. La población sabe que los poderes no sólo ocultan la verdad sino que además mienten para ocultar sus trampas. No obstante, también sabe que de la revisión del mal que rodea al hombre surge el ansia de verdad. Hoy, esta sed de verdad se transparenta con frecuencia en los Medios de Comunicación, en las conversaciones del mercado de compra diaria, en las iglesias, en las sectas. A veces esta sed queda orientada falsamente hacia el sinsentido, cuyamanifestaciónmás generalizada está en el fenómeno de la droga, en la violencia y la delincuencia, y en el escape a la vida de masificación, cuyo signo son las grandes manifestaciones festivas y conmemoraciones modernas donde la población queda ensimismada en el divo que a él se acerca. 12 o . Salidas hacia la esperanza La vida del hombre es esencialmente proyecto de futuro y camino de esperanza. Los cauces de moralización de la sociedad con sus raíces evangélicas pueden sintetizarse en: valorar cuanto hay de verdadero, noble, justo, puro, amable, honorable, todo cuanto sea virtud y digno. Las salidas hacia la esperanza se abren cuando juntos en la verdad se camina con los prójimos compartiendo la misma historia de inseguridades, riesgos y oscuridades. Así, los cristianos, con esperanzada certidumbre, caminan en la verdad (Cf.3 Jn.4) hacia el término de la peregrinación, a la vez que comparten con sus prójimos la historia y el destino común de la humanidad. Este proyecto esperanzador responde al ideal ilustrado de la fraternidad que hoy con frecuencia suele denominarse solidaridad , ya que una actitud solidaria consiste en ponerse en lugar del otro, mantenerse en el mismo espíritu, en asumir que su problema podría haber sido mi problema, en valorar la verdad, la nobleza del otro y en consecuencia que lo humano es compartir las ventajas

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