Revista Horizontes: primavera/otoño 2010 | Año LIII Nums. 102-103

47 Galarza Vázquez, Enrique (Quique) (2010). Mi Dios, mi tierra y mi gente . Guayanilla, PR: Editorial Coquí. Dr. Otto Sievens Departamento de Ciencias Sociales Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico Una de las necesidades del ser humano es trascender. Toda nuestra vida es un anhelo continuo de futuro. Los puertorriqueños, sobre todo al hombre apegado a la tierra que llamamos jíbaro es un filósofo que descifra los misterios de la vida. Salta a la vista su maestría en el arte de la décima espinela. Se le llama “espinela” a esta estrofa en honor al poeta que, según algunas autoridades al respecto, fijó definitivamente su rima y su estructura al brindarle a ésta ligereza y unidad; es decir Vicente Espinel (1550-1624). Espinel además de añadir una cuerda a la guitarra, perfecciona la décima, divulgándola, por su prestigio y poniéndola de moda. El conocido escritor mexicano Alfonso Reyes escribió una composición que llamó La Décima: Toque-taque, toque-taca Por nuestras tierras de sol: Octosílabo español En el trote de la jaca La espuela es un cascabel. Brota del suelo un laurel, Dibuja el machete un tajo Y América corta un gajo Para Vicente Espinel. México, dic. 1950 Alfonso Reyes. La décima ha tenido siempre en Puerto Rico un extraordinario cultivo como lo atestiguan las investigaciones de Ivette Jiménez de Báez en su libro La décima popular en Puerto Rico (1963) y Amalia Lluch Vélez en su libro La décima culta en la literatura puertorriqueña (1988). Se ha cultivado tanto en el nivel popular a base de improvisaciones y siempre como expresión básica del campesino, como en el nivel culto, esfera en el que se mueven los poetas mas destacados de nuestras letras. Son diez versos octosílabos que riman en consonancia según el esquema abbaaccddc. Reiteramos que el arte de la espinela es signo de presentación tanto del trovador popular que precia de destilar puertorriqueñidad, como del escritor culto que se propone dejar muestra de amor patrio a través de su obra. En Puerto Rico el campesino conoce por décima, lo que antes se llamaba décima larga. Precede una cuarteta y luego cuatro décimas que terminan con un pie forzao. En ocasiones cada uno de los versos de la cuarteta va a ser el verso final de la décima. Esta asociado a la improvisación de los trovadores. Los villancicos y aguinaldos están escritos en hexasílabos y sabemos que es amplia su temática. Carlos Enrique Galarza Vázquez es un jíbaro puertorriqueño. En su décima “Identificación” nos dice: Gracias doy al Creador por haberme permitido borinqueño haber nacido, para mi el más grande honor este humilde trovador bajo este sol caribeño feliz alegre y risueño hoy le canta a su cabaña donde en la verde montaña nació este puertorriqueño. Nació en el barrio Consejo de Guayanilla en 1937. Su barrio natal está vinculado a la historia puertorriqueña desde finales del siglo XVI. La toponimia ha perpetuado que, en 1571, se efectuó un “consejo de vecinos” que acordó trasladarse desde “Guadianilla” a las Lomas de Santa Marta, el actual San Germán. Desde su barrio Consejo Bajo se encampanó su vida de músico y trovador. Sus tíos y primos, quienes cantaban y

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