Revista Horizontes: primavera/otoño 2011 | Año LIV Núms. 104-105

26 Ycidoro García y de Ángela María de Ocacio recibió el agua, de la partera. Al ser bautizado el 31 de mayo de 1746 recibió el nombre de Felis [sic.]. 24 Esta práctica de apadrinar niños por parte de los curas de Arecibo debió responder posiblemente al deseo de iniciar, desde bien temprano, el acercamiento de los niños a la Iglesia, a los sacramentos y al resto de la instrucción cristiana. De hecho, el obispo D. Pedro de la Concepción Urtiaga, en su ya referida visita pastoral al pueblo y ribera de Arecibo, le ordenaba al cura que urgiera a los padres y madres de familia a que llevaran a los niños todos los domingos a la doctrina “aunque estén desnudos” . 25 Además, recomendaba el prelado que se nombrara a un maestro que enseñara otras cortesías y buenas costumbres a los niños, colaborando con el cura en asegurarse que los niños asistieran al catecismo. En 1729 el obispo D. Sebastián Lorenzo Pizarro, en su primera visita pastoral, igualmente enfatizaba sobre la importancia de que los niños y esclavos fueran traídos a la Iglesia a recibir el pan espiritual. Incluso imponía una multa de cuatro ducados a los que contravinieran esta orden, los cuales serían aplicados a la fábrica de la parroquia y para los pobres vergonzantes del partido. 26 Ante estos señalamientos, el párroco D. Juan Morales del Río, el 12 de octubre de 1736, escribió al Teniente a Guerra, D. Antonio de los Reyes Correa, pidiéndole que haciendo uso de su autoridad ordenara que los padres de familias y dueños de esclavos cumplieran con su deber enviando a hijos y siervos a ser educados en la fe de Cristo. La respuesta fue inmediata y al día siguiente el Teniente a Guerra despachó un auto donde exhortaba a los referidos, para que actuaran con su deber como cristianos y en caso de no hacerlo se procedería “por todo Rigor de dro. A lo que huviere lugar en reconocimiento de su reveldía” . 27 Las actas bautismales de este libro no consignan la fecha en que se produjo el nacimiento del niño. Solamente señalan la fecha en que fueron cristianizados por medio del sacramento. Solamente se pudieron identificar dos actas que registran la fecha del nacimiento. Una pertenece a Josef de Rivera quien nació el día 13 de abril de 1739 y fue bautizado el 28 de dicho mes. Quien le echó el agua en su casa y también lo apadrinó fue el sacerdote D. Alfonso Fernández de Molina. 28 La otra acta corresponde a la de Ysabel, hija natural de Ygnacia Quiñones, quien fuera esclava del párroco de Arecibo, D. Juan Morales del Río. El acta dice que Ysabel nació el 19 de noviembre de 1746. Fue bautizada por el P e . D. Alfonso Fernández de Molina, quien certifica que le echó agua y suplió las ceremonias de la Iglesia, el día 4 de diciembre de ese año. También declara el sacerdote que “fue libre a la pila” . 29 Un dato interesante es que las actas que se asentaron entre agosto de 1735 y octubre de 1739 solamente anotan a un solo padrino el cual siempre es varón. Solo hubo una excepción y fue el caso del bautismo del niño Pablo Miranda Rivera, hijo de Miguel y Dominga, naturales de la Ciudad de Puerto Rico. Fue su madrina Ana de Nibas. 30 Probablemente responda el hecho a que sus padres no conocían a nadie en Arecibo que fuera de su confianza, como para pedirle que apadrinara a su hijo. Es a partir de noviembre de 1739 que comenzarán a figurar padrino y madrina en las actas que se van levantando. Uno de los datos que llama marcadamente la atención es la gran cantidad de niños nacidos dentro de matrimonios legítimos. Representan más del 80% de los bautismos realizados. Esto tiende a fortalecer la idea de la importancia de la familia como un elemento que daba estabilidad al proyecto colonizador español. Sobre más de un millar de parejas que bautizan sus hijos, dentro de un matrimonio legalmente constituido, es, sin duda, prueba irrefutable la importancia social y jurídica que tenía esa institución. Ángel López Cantos al hablar sobre el matrimonio señala lo siguiente: El casamiento significaba un acto esencial para crear una familia, el sistema idóneo para la procreación, la conservación y la transmisión de los bienes patrimoniales, sin importar que éstos fueran abundantes o escasos y, también, el medio para evitar las uniones ilícitas. 31 Además, ese predominio del matrimonio legal es reflejo de la lucha constante de la Iglesia contra la práctica del amancebamiento, concebido como un problema de índole moral y religioso. María Fátima de Barceló apunta, entre otras razones, para el amancebamiento, la falta de instrucción cristiana y los altos costos para la otorgación de dispensas y celebración de matrimonios. 32 Si a ello se añaden las prohibiciones de la Iglesia para celebrar matrimonios desiguales y el hecho de que muchos vivieran dispersos por los campos, alejados de la severa mirada de las autoridades eclesiásticas, se podría explicar por qué se daban estas relaciones consensuales. 33 Además, no pocas mujeres pobres veían este tipo de relación como una garantía de subsistencia gracias al trabajo e ingresos de sus compañeros. Los libros sacramentales de Arecibo muestran, para el período, varias mujeres solteras, algunas de ellas, mulatas, pardas o negras libres solicitando el bautismo para sus crías. Se pudieron identificar unas 179 mujeres según se desglosa en el siguiente cuadro. Año Número Año Número Año Número 1735 8 1740 13 1745 16 1736 20 1741 18 1746 14 1737 16 1742 6 1747 7 1738 13 1743 12 1748 15 1739 8 1744 8 1749 5 Los obispos del siglo XVIII en sus visitas y cartas pastorales, insistían celosamente en condenar esta práctica como dañina para la comunidad y escandalosa para la Iglesia, pues quienes así vivían estaban en grave pecado mortal. Es en estos documentos episcopales donde se suele hacer exposición y reflexión sobre las causas del problema, así como amonestar, moralizar y señalar remedios a dichos males, probablemente basados en algunas de las impresiones, observaciones e informaciones que estos prelados tuvieron en Arecibo, pues

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