Revista Horizontes: primavera/otoño 2011 | Año LIV Núms. 104-105

12 Dios, que entienden, pero no razonan. “Razonar es pasar de una cosa a otro, de manera que partiendo de algo conocido, se llegue al conocimiento de algo desconocido” 18 . 4.- Funciones del entendimiento El entendimiento es una potencia o facultad soberana e independiente, que siendo numéricamente una en cada individuo, realiza diversas funciones u operaciones. Así como las manos, siendo una potencia pueden saludar, aplaudir, amenazar, señalar, coger, etc., el entendimiento realiza diversos modos de conocimiento. El acto propio del entendimiento humano, por ser limitado e imperfecto, es razonar, pero además de razonar verifica otros actos, designados con nombres propios y específicos: inteligencia, sindéresis, conciencia, entendimiento especulativo y entendimiento práctico. 5.- Entendimiento y razón El entendimiento y la razón no son dos facultades autónomas e independientes. No hay en el hombre facultad de entender (entendimiento) y facultad de razonar (razón) 19 . La razón es simplemente una función, un modo determinado de entender, aunque no el único, propio y exclusivo del entendimiento humano. “La razón y el entendimiento en el hombre no pueden ser potencias distintas. Lo que aparece claro considerando sus actos respectivos. Porque entender es captar de manera inmediata la verdad inteligible; razonar, en cambio, es proceder de una verdad entendida a otra, para alcanzar así de manera perfecta la verdad inteligible. Y, por tanto, los ángeles que poseen de manera perfecta el conocimiento de la verdad inteligible, según el modo de su naturaleza, no tienen necesidad de proceder de una cosa a otra, sino que de manera directa y sin discurso aprehenden la verdad de las cosas. Los hombres, en cambio, llegan al conocimiento de la verdad inteligible, procediendo de una cosa a otra, y, por tanto, se llaman racionales” 20 . Entender es captar lo inteligible de manera directa e inmediata, sin pasos intermedios. Así, los principios se captan por sí mismos: el todo es mayor que las partes; lo que es, es; lo que no es, no es. “Entender implica simplemente la aprehensión directa de un cosa; de donde se sigue que los principios se entienden propiamente hablando, ya que se entienden por sí mismos, sin referencia a ninguna otra verdad. Razonar, en sentido propio, es pasar de una verdad conocida al conocimiento de otra. De donde se sigue que razonamos al 18 “Tertius actus rationis est secundum id quod est proprium rationis, scilicet, discurrere ab uno in aliud, ut per id quod est notum deveniat in cognitionem ignoti”: In Post. Anal., L. I, lectio I. 19 S.T., 1, q. 79, a. 8, c.; q. 83, a. 4, c.; a. 10, ad 2; 33 2-2, q. 49, a. 5, ad 3; 3, q. 18, a. 3, ad 2. 20 S. T., 1, q. 79, a. 8, c. sacar conclusiones, a partir de los principios” 21 . La razón es un modo de entender, propio y exclusivo del entendimiento humano. Por su limitación e imperfección, no es capaz de captar de un solo golpe el contenido de la esencia de una cosa. Por eso, avanza paso a paso, discurriendo de un sector conocido a otro desconocido. “Los entendimientos imperfectos alcanzan la perfección en el conocimiento de la verdad por cierto movimiento y discurso de la operación intelectiva, es decir, proceden de una cosa conocida a otra conocida. Mas, si en el conocimiento del principio conocido vieran inmediatamente las conclusiones subsiguientes, no tendría lugar el discurso. Y esto ocurre en los ángeles, ya que al conocer naturalmente los principios ven en ellos todo su contenido. Y, por tanto, se llaman intelectuales, porque también entre nosotros, aquello que se conoce de manera natural e inmediata, se dice que es entendido; de donde, se llama entendimiento el hábito de los primeros principios. Pero las almas humanas, que llegan al conocimiento de la verdad por cierto discurso, se llaman racionales. Y esto acontece por la debilidad de la luz de su entendimiento. Si tuvieran plenitud de luz intelectual, como los ángeles, al captar el primer aspecto de los principios, comprenderían inmediatamente todo su contenido, intuyendo lo que de ellos se puede sacar a través de silogismos” 22 . El conocimiento racional se inicia en una verdad previamente conocida, en un acto del entendimiento como tal. “El discurso de la razón comienza siempre en el mismo entendimiento y termina en el entendimiento, ya que razonamos partiendo de principios conocidos en sí mismos, y el discurso de la razón se perfecciona cuando llegamos al conocimiento de una nueva verdad que era desconocida. Por tanto, cuando razonamos, partimos de algo previamente conocido” 23 . Santo Tomás llama al entendimiento humano “intellectus inferior” 24 , por el modo imperfecto de conocer: camina de una verdad conocida a otra que era desconocida. No es conocer una verdad después de otra, ni una verdad en otra, sino una verdad por otra. “El discurso del entendimiento se verifica en cuanto una cosa es conocida por otra” 25 . Así, por la imagen de una cosa que vemos en un espejo, llegamos al conocimiento de la cosa en sí misma. La deducción e inducción constituyen las dos formas generales del conocimiento discursivo. Las ciencias experimentales avanzan en el descubrimiento de nuevas verdades por el camino de la inducción; las especulativas proceden a la inversa, siguiendo el camino de la deducción. 6.- Otras funciones del entendimiento humano 21 S.T., 1, q. 83, a. 4, c. 22 ST, 1, q. 58, a. 3, c. 23 ST, 2-2, q. 8, a. l, ad 2. 24 ST, 1, q. 58, a. 3, c. 25 ST, 1, q. 58, a. 3, ob. 1.

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