Revista Horizontes: primavera/otoño 2011 | Año LIV Núms. 104-105
20 Biblioteca Nacional, he sacado una impresión personal mía, que de ninguna manera quiero presentar como atribuible a los dos admirados investigadores. En la conversación ellos se plantearon la cuestión solamente desde el punto de vista de la necesidad de hacer una lectura crítica sin adoptar hipótesis o conclusiones definitivas. La sección del tomo XIX de las obras completas de Martí que ha sido denominada Juicios, en su parte dedicada a la Religión, abre con un texto de casi tres páginas intitulado Hombre del campo. El original del texto está en unas hojas sueltas, escritas muy de prisa, del puño y letra de Martí. Se trata de un texto que ha alcanzado alguna prominencia y que advierte al " hombre de campo " que decline los servicios rituales del sacerdote, porque la situación resultaría inconsecuente con una religión más auténtica y porque la conducta moral del sacerdote no es cónsona con su gesto ritual. El texto alude a su condición de introducción de un libro y aconseja al campesino que lea de él a su mujer y a sus hijos. Naturalmente que Martí encontró algo de valor en este texto, que lo tiene, incluyendo un par de chispazos brillantes. Quizás quiso copiarlo para usarlo alguna vez de referencia. Pero ni Martí se enfrascó jamás en una empresa de esta naturaleza, ni el estilo de esa página, que en Martí es casi siempre de pinceladas libres, se parece al del Apóstol, ni es demasiado creíble que haya expresado ciertas ideas, quizás algo condescendientes, en que el propio campesino sale malparado. Otros fragmentos, presentados en las páginas siguientes, como el titulado “ Hay en el Hombre…” u otro titulado “ La Iglesia es astuta ” dan mucha mayor impresión de autenticidad. Para cerrar esta incompleta ponderación del extraordinario libro que presentamos séame permitido parafrasear las palabras finales de mi prefacio. El autor nos ha dado en apretada síntesis un panorama general de los criterios que nos permiten acercarnos a los iluminados textos del Apóstol mucho más preparados para extraer de ellos su verdadero sentido. A mi entender esta obra de Carlos nos permite descubrir la solidez y el valor veritativo y cordial del pensamiento del Apóstol. Nada que no tenga una fundamentación en lo más auténticamente humano, como son la razón, la coherencia de la convicción con la acción, la atención a las visiones de que nos provee la fantasía y el ardiente sentimiento amoroso a lo honesto y lo sublime – nada que no tenga estos atributos – vale la pena que perdure. La obra de Carlos aparece en momentos en que resplandece especialmente su carácter kairótico. La actual situación mundial, incluyendo el papel histórico crucial que juega la Patria de Martí, reclama de cada uno de nosotros la atención a la entrega personal, a la captación de las visiones que llenaron de belleza y de amor la vida de Martí, al valor para adoptar la actitud ética martiana, capaz de poner en el primer puesto el respeto a la dignidad plena del hombre: de todos los hombres. Muchas gracias. (Este artículo constituye una copia de la presentación del mencionado libro del Dr. Carlos Rojas Osorio por parte del Dr. José R. Villalón el jueves, 7 de abril 2011, en el Centro para Puerto Rico, de la Fundación Sila M. Calderón, en Río Piedras, P.R.) Referencia Rojas Osorio, C. (2010). José Martí: Filosofía de vida. San Juan, PR: Biblioteca del Pensamiento Crítico.
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