Revista Horizontes: primavera/otoño 2011 | Año LIV Núms. 104-105

58 SEA EXITOSO Y COMPETITIVO: APRENDA A VENCER LA TIMIDEZ Profa. Mildred López Martínez Biblioteca Encarnación Valdés Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico En cada uno de nosotros nace y se desarrolla el deseo de alcanzar el éxito. Para lograr éste y otros objetivos de suma importancia en la vida de cada ser humano es necesario comenzar por adquirir unos principios que definirán, las pautas o la guía que concreten este éxito. El éxito al igual que la competitividad es algo que depende de uno mismo. Para una concepción integral de ambos dirigidos hacia el bienestar del individuo y que responda a sus necesidades básicas, es necesario conocer que dentro del contexto del éxito existen tres factores que influyen notablemente y se le denomina como el triángulo del éxito. Estos son el sentido del control personal, el apoyo social apropiado y la información adecuada. Hoy día, la información o desinformación unida a la alfabetización o literacia ha revolucionado y despertado en el ser humano varias vertientes. Algo que se debe considerar de gran manera en la sociedad actual ya el impacto de las nuevas tecnologías así como las exigencias y cambios que el ser humano tiene que enfrentar y capacitarse ante las transformaciones provocadas en el sistema social. En base o como consecuencia, se evoluciona una postural en el individuo que le hace tomar conciencia social para ser más participe hacia un mejor funcionamiento dentro de la sociedad que convive. Ante este gran reto, surge una evolución dentro de la escala de valores y en su rol profesional. A este propósito sus metas están algo más amplias: ser más dinámico y constituirse en agentes de cambio guiados hacia el espíritu de servicio y necesidades específicas de una comunidad. En algunos individuos, la capacidad de superación toma un giro dificultoso y se ve afectada ya que dentro de su naturaleza humana existe un impedimento que se conoce como “timidez”. Aunque la timidez pude ser sólo una experiencia personal, sus efectos se sienten en toda la sociedad. Muchas veces, la timidez no es causada simplemente por la falta de confianza en sí mismo o por temores infundados acerca de situaciones o experiencias sino que puede ser más un asunto de no tener o de no practicar ciertas habilidades sociales. Desde el punto de vista de Zimbardo, (1980) es un problema personal insidioso que está llegando a tales proporciones y que es justificable denominarlo enfermedad social. Si bien podría también, considerársele un impedimento mental que invalida tanto como el más severo de los impedimentos físicos. Lo cierto es que desarrolla una negativa en el individuo hacia: conocer nuevas personas y fomentar amistades, disfrutar experiencias potencialmente buenas e impedir hablar a favor de derechos, expresar opiniones y valores. Con bastante frecuencia limita las evaluaciones positivas por parte de otros sobre capacidades personales, conduce a una excesiva preocupación en el individuo, hace difícil pensar en forma clara para la comunicación efectiva. Los sentimientos negativos tales como: la depresión, la ansiedad y soledad habitualmente acompañan a la timidez. Del mismo modo, se agudiza en la persona tímida el tener miedo de la gente, especialmente de aquellos que por alguna razón representan una amenaza emocional desconocida por su novedad y autoridad. Como concepto tiene diversas formas de definirse. Con frecuencia se le conoce como una forma atenuada de fobia social, un mal o desorden psicológico, una sensación de impotencia. La historia nos señala que esta palabra fue utilizada, por primera vez, en un poema anglosajón escrito cerca del año 1000 después de Cristo en cual significaba “que se ausenta fácilmente” (Zimbardo, 1980). Ampliando el concepto ser tímido corresponde a dificultad de acercamiento debido a precaución o desconfianza. Precisamente miedo a relacionarse con otros. La persona tímida es cautelosamente adversa a los enfrentamientos o a tener que ver con alguna persona o cosa en especial. En general, la timidez puede significar diferentes cosas para diferentes personas. Podría decirse que es una característica que habitualmente todo el mundo tiene, así como una condición compleja que tiene una completa gama de efectos desde una ligera incomodidad hasta temores irrazonables. En algunas personas, esta condición predomina todo el tiempo en todas las situaciones. En otros casos, es ocasional en las personas. Se le considera como común y universal. La mayoría de las personas reconocen que ciertos ambientes sociales le causan timidez reaccionando con enrojecimiento, taquicardia y el encogimiento del estómago. Las personas tímidas no se consideran a sí mismos como tales sino que atribuyen la causa de incomodidad temporal a ciertos acontecimientos externos. La timidez existe en todos nosotros. En algunos, está más consciente. Despierta cuando menos lo esperamos. Oriol, (1973) señala que no es una enfermedad ni un defecto, es una conducta tortuosa que se inicia en la primera etapa infancia, florece en la adolescencia y se sufre en la madurez. La timidez prevalece más en la niñez y en la adolescencia. En la adultez, es menos notable si se ha logrado vencer desde su niñez. Algunos estudios sugieren que en la adolescencia se genera más timidez debido a los cambios físicos. Ahora bien, no existe diferencia de esta condición entre ambos sexos. La timidez varía de cultura en cultura y puede afectar personas que anteriormente nunca han sido tímidos. Puede ser vencida, olvidada o dejada aún lado en el proceso de maduración. No podemos definir exactamente lo que es, pero sí es prevalente, y puede ser descubierta examinando la manera de cómo afecta a diferentes personas. Puede variar desde los sentimientos ocasionales de torpeza en presencia de otras personas hasta episodios traumáticos de ansiedad que desorganiza totalmente la vida de una persona. En algunas personas parece ser un estilo de vida escogido y preferido; para otros, es una sentencia. Frecuentemente, la timidez tiene

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=