Primavera otoño 2019 (Año LXII Núms. 120-121)

horizontes@pucpr.edu Año LXII Núm. 120-121 horizontes PRIMAVERA/OTOÑO 2019 PUCPR 56 MISIONERO CAPUCHINO: SACERDOCIO Y LAICADO EN EL SERVICIO AL PROJIMO Dr. Héctor J. Martell Morales Para hablar sobre un franciscano, nadie mejor que un franciscano. Para hablar de un franciscano que habla sobre un franciscano, nadie mejor que otro franciscano. Vamos a hablar de la obra de un hermano, que lo es por la experiencia vivencial, ideológica y misional, pero antes hablaremos de él. Hace cincuenta y cinco años que nos hermanamos a través del franciscanismo. En aquella época, Cirilo era un muchacho delgado, ágil, impetuoso, seguro de sí mismo…. Era respetuoso, humilde, solidario y de los pocos que admiten sus fallas y saben pedir perdón. Además, era dedicado, laborioso, muy ingenioso y de gran talento gráfico y literario. Esas y otras cualidades las ha conservado a lo largo de su vida. En el reducido grupo de aspirantes a misioneros franciscanos en que coincidimos durante los sesenta, fue el creador y realizador de un periodiquito que llamó Tolle et Lege . Él mismo lo preparaba a mano, a pesar de lo cual parecía como salido de imprenta. Era realmente una joya, una sinigual creación artística que constaba de un solo ejemplar. Abandoné los estudios sacerdotales al año, pero él, siempre persistente, por no decir cabeciduro, estuvo intentándolo por siete u ocho años. Finalmente, decidió seguir su desarrollo misional como laico. Con el tiempo, en vez de convertirse en padre cura, terminó como padre de familia. Enumeré sus virtudes y talentos porque van a la par con su misión vivencial y el motivo que nos reúne hoy, según veremos. Después de cerca de una década de no vernos, nos encontramos. Casi inmediatamente, entablamos la complicidad misionera. Hablamos, entre otras cosas, de nuestras respectivas obras literarias y planificamos aglutinar a otros que compartiesen nuestras inquietudes artísticas y sociales, así como nuestros ideales y creencias. De esa confabulación nació la Asociación Ponceña Pro Arte y Cultura. Esta, durante más de un lustro, por los setenta e inicios de los ochenta, reunió a diferentes artistas gráficos y literarios autodidactas y los relacionó con los consagrados, ofreció talleres de literatura y de artes plásticas, celebró exposiciones en diferentes puntos de la isla y publicó la revista gráfico-literaria Creación, arte y letras . Pilares y colaboradores en esta empresa fueron tanto sus hermanos José Ramón y Marta como mis hermanos Ramón Luis, José Nelson y Norberto. También lo fueron el internacional Diógenes Ballester, así como los autodidactas Daniel y William Tricoche, entre muchos otros. Además de su aportación cultural, Cirilo

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