Primavera otoño 2019 (Año LXII Núms. 120-121)

horizontes@pucpr.edu Año LXII Núm. 120-121 horizontes PRIMAVERA/OTOÑO 2019 PUCPR 7 Como hemos podido apreciar en el Ideario Político de la República de Cuba predomina la virtud fundamentada en la conciencia de los hombres. La naturaleza, porque, en una democracia se parte de la premisa que todos los hombres fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. La soberanía popular, debe prevalecer porque es la voluntad de la mayoría de los iguales, siempre que las decisiones sean justas, es decir se respeten los derechos de las minorías. Se inculca el principio de que cuando el gobierno no cumple con la voluntad popular los gobernantes sobran. Para la época del padre Varela, nuestro primer poeta revolucionario José María Heredia, ponía la verdad en versos: ¡Dulce Cuba! En tus senos se miran en el grado más alto y profundo, las bellezas del físico mundo, los horrores del mundo moral. Posteriormente José Martí en sus versos sencillos conocidos como “la rosa blanca,” previamente citados, nos habla del concepto del amor. Como podemos ver de los versos sencillos de nuestros poetas correlacionados con el Ideario Político entre los valores que se promueven en la sociedad cubana se encuentran la moral y el amor. Por tradición la familia cubana suele ser muy unida y la tradición familiar, al igual que en mi caso suele ser un valor añadido en el proceso de desarrollo individual. Tal vez el ejemplo más reciente lo tengamos en la visita de su Santidad Juan Pablo II, a Cuba; a pesar del “ateísmo” impuesto por la Revolución durante más de medio siglo, fue la juventud cubana la que debido a su fervor religioso producto de la tradición familiar abarroto con su presencia los ceremoniales ofrecidos, y desde entonces han tenido el coraje de llenar las Iglesias. El Ideario Político Cubano ha calado hondo a través de los siglos en la sociedad cubana y forma parte de nuestra idiosincrasia e identidad nacional, podemos apreciar, según Roberto Agramonte, que Martí sigue los parámetros fijados por el padre Varela y reafirma la teoría del contrato social, como Rousseau y Jefferson, Lincoln y Mazzini, Víctor Hugo, Gambela, y Alberti, Sarmiento y Montalvo, y los forjadores de la democracia moderna siendo por tanto un valor esencial de la república el principio de soberanía popular ante-puesto al control del poder por el gobernante, lo cual Martí definió como “la tiranía.” El gobierno recibe de forma limitada los poderes que el pueblo le delega para ejercerlos en su representación y a su beneficio lo cual le obliga a hacer justicia. Debemos recordar que no hay patria sin virtud y que esta es producto de la conciencia de los hombres. Como nos dice el escritor Carlos Alberto Montaner al analizar la Revolución Cubana, “Raúl Castro ya no cree en el colectivismo, pero sí cree en mantenerse en el poder a cualquier precio. Matar, golpear, intimidar, someter a la sociedad mediante el terror hasta que se convierta en un coro afinado de súbditos que aplaude sus desventuras. Mientras más crueldad y fiereza, mejor para ellos. La revolución es así. Un chorro turbio de palabras pronunciadas para ocultar la sangre derramada.” A su vez el escritor Andrés Candelario con relación al gobierno cubano nos dice, “… la paz ha sido impuesta por el terror, la pobreza extrema es resultado de un sistema político históricamente fracasado y la libertad fue conculcada por una dictadura atroz de más de medio siglo.” De regresar la República de Cuba a sus raíces históricas, tal como propuso su Santidad el Papa Juan Pablo II definitivamente, según el Ideario Político Cubano, no habría espacios para la división de la familia cubana ni para odios engendrados en la lucha de clases sociales ni para un gobernante que no tenga conciencia de la Patria, porque, no hay patria sin virtud ni valores morales. Tal vez lo más difícil de una transición aceptable se encuentre en que para que esos cambios sean sustentables se tiene que llevar a cabo sin odios ni rencores, que sólo conducen a discrimen y a la violación de los derechos humanos. Es el amor genuino entre hermanos, el que nos hace fuertes, el