Revista Horizontes: primavera/otoño 2017 | Año LX Núms. 116-117
43 diseño no siempre existe un control completo de las amenazas a la validez interna (Bono & Arnau, 2014). Esta es la mayor limitación del diseño, especialmente, cuando se tienen muestras de datos fragmentados. Para controlar ese tipo de amenaza, se demanda del registro de una gran cantidad de observaciones, tanto antes como después de la aplicación del tratamiento. Por otro lado, existe la necesidad de replicar el efecto para tener una mayor fuerza probatoria acerca de su acción. Para ello, es necesario utilizar técnicas alternativas, como las técnicas de inversión del orden, dando lugar a los diseños de reversión. 2. Diseños de reversión o retirada: Son los diseños en los que la conducta es susceptible de regresar al nivel de la línea base después de la intervención. Por lo que son los más utilizados en el proceso de modificación de conducta . Dentro de esta categoría están los que siguen: a. Diseño A-B-A: Este diseño presenta una secuencia en la que se elabora una línea base (A), se aplica un tratamiento , (B) y finalmente se retira el tratamiento para volver a la línea base (A). En este diseño, las series han de ser constantes, por lo que hay que hacer el mismo número de días de las observaciones o mediciones. Además, las condiciones han de ser estándares, así, cuando el tratamiento es retirado, la repuesta del sujeto ha de regresar a niveles iniciales (de no tratamiento). Este formato de diseño permite demostrar con mayor claridad la relación efectiva entre la variable de tratamiento y la conducta observada del sujeto. Esto se debe a la presencia de una tercera fase crítica que es crucial para determinar la relación asumida por la hipótesis. La principal desventaja del diseño es su incapacidad para ser utilizado con variables con efectos irreversibles o cuando no es deseable volver a un estado básico por razones prácticas o de ética. b. Diseño ABAB o Diseño A 1 -B 1 -A 2 -B 2 : Este diseño realiza una réplica del tratamiento (Bono & Arnau, 2014; Foster, Steuart Watson, Meeks & Scott Young, 2002; Lundervold y Belwood, 2000; Spiegler & Guevremont, 2003). Es un diseño básico de caso único con retirada del tratamiento y finalización con intervención. Este es una extensión del diseño básico. Las dos últimas fases son una replicación de las dos primeras. Si tras cada aplicación de la intervención se obtiene el mismo patrón conductual, se cuenta con una mayor garantía sobre su efectividad, por lo que ha evidenciado ser el más fuerte, poderoso, certero y efectivo que el Diseño A-B-A (Foster, Steuart Watson, Meeks & Scott Young, 2002; Martin & Pear, 1999; Martínez & González, 2011). Por ello, es muy recomendado y utilizado en los procesos de modificación de conducta. En este diseño, “A 1 ”, representa la conducta del cliente al natural por un periodo de tiempo en la primera fase; “B 1 ” representa la implantación del tratamiento en la segunda fase; “A 2 ” representa el periodo durante el cual se observa nuevamente la conducta al natural , en la tercera fase y “B 2 ” representa la reintroducción del tratamiento en la cuarta fase. Durante las cuatro fases de este diseño de intervención, se registra la conducta del sujeto, para realizar gráficas, las cuales reflejarán la tendencia de la conducta foco. El Diseño A 1 - B 1 - A 2 - B 2 presume llevar a cabo el proceso de modificación de conducta por un periodo considerablemente amplio, pero se recomienda que no deba sobrepasar los seis meses. Este diseño requiere de disciplina y accesibilidad de los diferentes recursos, de un observador y un sistema de registro o de autoregistro, entre otros. Sin embargo, múltiples elementos no están bajo el control absoluto del cliente. Como consecuencia, los resultados registrados pudieran dar la impresión de haber fracasado. De ocurrir, la metodología resultaría inadecuada. Pero, si ocurre lo contrario, se ha logrado el éxito en cambiar una conducta negativa, resultando en algo apropiado para trabajar con ciertas situaciones conductuales de naturaleza humanas. La utilización de este último diseño resulta muy adecuada para reflejar tendencias en cierta clase de casos. Eso, sin duda, tiene un inmenso valor para aprender más en relación al comportamiento humano. c. Diseño B-A-B : El diseño inicia con la aplicación del tratamiento, que luego se retira y después se vuelve a aplicar (Bono & Arnau, 2014). La retirada y posterior introducción del tratamiento permiten determinar si los cambios en la conducta son debidos al tratamiento. Por lo que permite valorar los tratamientos que ya están en marcha. Ciertamente, este diseño no parte de una línea base (fase A) y termina en una fase de tratamiento (Foster, Steuart Watson, Meeks & Scott Young, 2002; Lundervold & Belwood, 2000; Spiegler & Guevremont, 2003). El diseño es una variación del diseño estándar A-B-A, pero éste comienza con el tratamiento. Generalmente, dicho diseño se recomienda cuando existen conductas autolesivas (conducta de riesgo o peligrosa), para no afectar a una persona. 3. Diseño Línea Base Múltiple (DLBM) : En esta categoría están los casos de línea base en varias conductas en un mismo sujeto, la misma conducta en varias situaciones y la misma conducta en varios sujetos (Foster, Steuart Watson, Meeks & Scott Young, 2002; Lundervold & Belwood, 2000; Spiegler & Guevremont, 2003). Este diseño funciona igual que los diseños de reversión. Requiere comenzar simultáneamente todas las líneas bases e introducir secuencialmente el tratamiento. En este tipo de diseño, se evalúan un determinado número de conductas en un período de tiempo, con el objetivo de conseguir la línea base de cada una de las conductas, lo que puede acarrear un cambio en alguna de estas. Mientras que las otras conductas seguirán con su patrón usual. Luego, con el tiempo, se introduce el tratamiento de una segunda conducta y se observa la misma respecto a las otras líneas base en las que todavía no se ha introducido un tratamiento. De esta forma, se continúa con el proceso de modo secuencial hasta que se aplique un tratamiento a todas las conductas blanco (Becoña Iglesias & Vázquez, s.f.). Algunos posibles formatos del diseño de tratamiento múltiple de uso frecuente siguen la secuencia A- B-C-A-B-C o A-B-C-B-C-A. Ambos formatos implican una replicación de la secuencia B-C con o sin interposición de fase de línea base A (Bono & Arnau, 2014). Otro modelo de diseño de tratamiento múltiple consiste en alternar las condiciones de tratamiento con fases de línea base, como por ejemplo, el formato A-B-A-C-A. En el diseño de casos múltiples se utilizan
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=