156 pontificia universidad católica de puerto rico participantes, pues se manifestó mayormente en el cuarto grupo focal, el cual se trabajó justamente cuando las personas comenzaron a regresar al lugar de trabajo de manera progresiva. A su vez, en ese momento había mayor conocimiento de los efectos del COVID-19, mejor preparación para manejar entornos de trabajos salubres, mayor conciencia frente al uso de protección (ie. mascarillas, “face shields”), posibilidades de vacunación, entre otros. Sin embargo, la satisfacción con el retorno al trabajo en aquellos que estaban en trabajo remoto, tampoco se manifestó en la totalidad de los participantes. Por lo tanto, puede especularse que dicha situación pudo haber causado mayor satisfacción laboral al principio del cierre por la pandemia, pues fue justo cuando toda la transición de lo presencial a lo virtual fue más “improvisado y caótico”; esto puede relacionarse con la adaptación que tuvo un segmento de los participantes que ajustaron su espacio de trabajo para continuar con la modalidad de trabajo remoto, incluso con mejores condiciones de las que muy posiblemente tendrían en su espacio de trabajo en la organización en la que previamente estuvieron presenciales. Ciertamente, la pandemia presentó grandes desafíos tanto en el trabajo presencial como en el trabajo remoto. Atender estos desafíos, que tienen que ver con los roles de género, con la organización patronal, con las exigencias de tareas y la disponibilidad del empleador para responder a las necesidades emocionales de sus trabajadores, son relevantes para evitar la percepción de soledad laboral por parte de los trabajadores. En este sentido, debe recordarse que en la revisión de literatura hecha por Lee y Park (2021) se demostró que el concepto de confinamiento (aislamiento) se relaciona con el sentirse fuera de control, atrapado, robado (por ej. del tiempo, familiares y de relaciones con los familiares) y con sentimientos de desesperanza. Se hace urgente que las organizaciones realicen análisis minuciosos de los puestos de trabajo para puntualizar las funciones esenciales del puesto, y que esto incluya consideraciones de género para maximizar la productividad laboral, el bienestar del trabajador, la satisfacción con el empleador y el compromiso organizacional. Por lo tanto, atender estos desafíos supone priorizar al trabajador y su bienestar, lo cual repercutirá, sin lugar a dudas, en su nivel de productividad.
RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=