¿Trabajo decente o precariedad laboral? Una aproximación a la situación de los trabajadores en Puerto Rico.

20 pontificia universidad católica de puerto rico impuestos, los créditos y las inversiones industriales destinadas principalmente a favorecer el desarrollo de otras actividades (Juan PP. XXIII, 1961). Debe quedar claro, sin embargo que, aunque de la encíclica surja la visión del papa de un Estado fuerte y regulador, también está clara la noción de que el mismo tiene una función subsidiaria y de que su intervención se da por fallas en el sistema económico y social. Seis años después, en 1967, el papa Pablo VI publicó su carta encíclica Populorum Progressio . En el número seis de esta encíclica, el Santo Padre menciona lo que denomina “las aspiraciones de los hombres”. Entre estas, destaca las siguientes: Verse libres de la miseria, hallar con más seguridad la propia subsistencia, la salud, una ocupación estable; participar todavía más en las responsabilidades, fuera de toda opresión y al abrigo de situaciones que ofenden su dignidad de hombres; ser más instruidos; en una palabra, hacer, conocer y tener más para ser más: tal es la aspiración de los hombres de hoy, mientras que un gran número de ellos se ven condenados a vivir en condiciones que hacen ilusorio este legítimo deseo (Pablo VI, 1967, núm.6). Como puede notarse, cuando el papa hace un diagnóstico de las aspiraciones y los problemas de índole social y material del ser humano de los 60, se destacan notablemente aquellos relacionados con el trabajo. Debe quedar claro que más adelante, núm. 17 et seq. , el pontífice recalca que esa búsqueda de mejoramiento de la situación personal y familiar de cada cual debe darse en el marco de un compromiso comunitario (núm. 17) y una escala de valores (núm. 18). Asimismo, el tema del trabajo humano es presentado con claridad por papa Pablo VI en los números 27 y 28 del documento. En primer lugar, plantea que: De la misma manera, aunque a veces puede llegarse a una mística exagerada del trabajo, no es menos cierto, sin embargo, que el trabajo ha sido querido y bendecido por Dios. Creado a imagen suya, “el hombre debe cooperar con el Creador en la perfección de la creación y marcar, a su vez, la tierra con el carácter espiritual que él mismo ha recibido”. Dios, que ha

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