¿Trabajo decente o precariedad laboral? Una aproximación a la situación de los trabajadores en Puerto Rico.
22 pontificia universidad católica de puerto rico técnica, y especialmente a los descubrimientos decisivos para la vida socioeconómica, se puede decir al mismo tiempo que ninguna de estas “aceleraciones” supera el contenido esencial de lo indicado en ese antiquísimo texto bíblico. Haciéndose, mediante su trabajo, cada vez más dueño de la tierra y confirmando todavía —mediante el trabajo— su dominio sobre el mundo… visible, el hombre en cada caso y en cada fase de este proceso se coloca en la línea del plan original del Creador (Juan Pablo II, 1981, núm. 4). Asimismo, distingue entre lo que denomina aspectos objetivos y aspectos subjetivos del trabajo. Los aspectos objetivos se vinculan con los adelantos mecánicos y tecnológicos que continuamente impactan el mundo del trabajo y posibilitan el aumento de la productividad de los seres humanos. En términos bíblicos, su capacidad de “dominar la tierra”. De otra parte, los aspectos subjetivos se relacionan con el hecho de que el ser humano sea el sujeto del trabajo. Así pues, las acciones relacionadas con el desempeño del trabajo han de servir a la realización de la humanidad de la persona y a su perfeccionamiento, al desarrollo de su humanidad. El papa plantea en este documento que “el primer fundamento del valor del trabajo humano es el hombre mismo, su sujeto” (Juan Pablo II, 1981, núm. 6). Un tema de avanzada, desde el punto de vista de la gestión del talento humano en las organizaciones laborales, planteado por el papa en la encíclica Laborem Exercens es el tema de la solidaridad de los seres humanos en el trabajo. Sobre este punto, el pontífice plantea lo siguiente: Por eso, hay que seguir preguntándose sobre el sujeto del trabajo y las condiciones en las que vive. Para realizar la justicia social en las diversas partes del mundo, en los distintos países, y en las relaciones entre ellos, son siempre necesarios nuevos movimientos de solidaridad de los hombres del trabajo y de solidaridad con los hombres del trabajo. Esta solidaridad debe estar siempre presente allí donde lo requiere la degradación social del sujeto del trabajo, la explotación de los trabajadores, y las crecientes zonas de miseria e incluso de hambre. La Iglesia está vivamente comprometida en esta causa, porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su
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