Violencia desde la desconexión moral

36 pontificia universidad católica de puerto rico discusión El presente estudio analizó si existen diferencias por género y generación en las actitudes, percepción y tolerancia hacia la violencia en estudiantes universitarios. La repuesta a la pregunta planteada en esta investigación establece que existen diferencias significativas por género y generación en cuanto a la actitud y tolerancia a la violencia, pero no así en cuanto a la percepción de violencia. La investigación confirma los resultados de otros, que señalan a los hombres como más violentos que las mujeres, (Posada y Parales, 2012). Por otro lado, la actitud y tolerancia hacia la violencia, asociada en la literatura a la exposición a la violencia, hace cada vez más patente el establecimiento de una “cultura” cuya actitud a los actos violentos es más laxa que las anteriores y parece ser evidenciada en estos hallazgos. No solo se encuentra que se genera una actitud favorable a la violencia, aceptándose como un medio de afrontar los problemas, sino que se ve como la norma, (tolerancia), por lo que no hay rechazo y prevención de esta. Los participantes del presente estudio manifestaron que observar violencia es algo común para ellos. Por lo que llama la atención, el hallazgo de que no existan diferencias ni por generación ni por género en el reconocimiento y capacidad de discriminar lo que es violento (percepción) sin distinción de edad o género. Sin embargo, la actitud y tolerancia fueron más altas en participantes de la generación Y. Esto contradice, por un lado, lo reportado por Paredes y Paravi, (2003) quienes encontraron diferencias por edades en cuanto a percepción de violencia. Por otro lado, este hallazgo parece sugerir la desconexión moral (Bandura, 1986, 2016) donde se utilizan diferentes mecanismos para hacer socialmente aceptable toda conducta perjudicial, incluyendo la violencia (Reich, 1990) particularmente si se ha estado expuesto y se ha adaptado a ella. Este reconocimiento de haber estado expuesto a violencia y su capacidad de percibir la misma, abona a la preocupación de las autoras, al ver las reacciones de personas presenciando actos violentos, donde no ha habido asomo de acción preventiva alguna, sino todo lo contrario, de provocación, gracia y burla. Es importante, por tanto, alertar hacia la tendencia de mayor tolerancia ante la percepción clara y evidente de conductas violentas, pues a medida que avanza el tiempo, las nuevas generaciones se están exponiendo a una cultura de promoción y permisividad a la violencia, con el riesgo asociado de que se refuercen estereotipos de la misma. Habría que preguntarse si lo que

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