Violencia desde la desconexión moral

49 violencia desde la desconexiónmoral la comunidad, como educadoras y desarrolladoras de programas de prevención, las estudiantes de psicología asumen un rol más pasivo, desde la oficina de servicios, ofreciendo psicoeducación y consultoría. Este punto parece resaltar las diferencias de enfoque entre ambas profesiones: trabajo social con un enfoque más social y psicología con un enfoque más individual. Llama la atención que, en ambos casos, exista un doble discurso de intolerancia hacia la violencia, como profesionales, pero de tolerancia a la misma como ciudadanas; esto último por vía de la justificación moral en aquellos casos en los que ellas entienden que se requiere proyectar una imagen de poder y control. En resumen, aunque en esta investigación no se encontraron las diferencias marcadas en generaciones, si pudieron apreciarse diferencias por enfoque educativo. Existe un doble discurso relacionado con la violencia entre lo cognitivo, lo afectivo y lo conductual. Todas las participantes presentaron actitud de rechazo hacia la violencia, fundamentándose en sus conocimientos, particularmente estuvieron de acuerdo en que los medios de comunicación tienen un rol importante en fomentar y mantener la violencia. No obstante, aceptan la misma como parte de su realidad y la toleran, desconectándose de sus principios y valores, por vía de varios mecanismos de desconexión moral. Los hallazgos de esta investigación, cuya generalización es limitada, en conjunto con la investigación precursora, parecen apuntar a que la exposición cada vez más explícita de actos violentos a través de los medios de comunicación y tecnológicos, así como el modelaje de figuras significativas, parece estar estableciendo una “cultura” de violencia. Una cultura donde la actitud hacia dichos actos es más laxa, tornando a las personas más vulnerables a la propaganda y haciéndolas más tolerantes a esta, independientemente de su nivel educativo. Por consecuencia, se está experimentando la aceptación de la violencia como un medio para afrontar los problemas y con esto, normalizando la misma. Llama la atención, la capacidad de las participantes para discernir entre un acto violento, del que no lo es. Esto lleva a reflexionar sobre el discurso diario, el cual, aparentemente se enmarca en la contradicción entre las cogniciones (lo que se piensa, las actitudes y los valores) y las acciones. Los mecanismos que parecen sostener y explicar esta contradicción apuntan a los identificados en la teoría de desconexión moral postulada por Bandura (1986, 2016), como: justificación moral, desplazamiento y

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