Violencia desde la desconexión moral

56 pontificia universidad católica de puerto rico mecanismos son útiles y prácticos, particularmente, si se ha estado expuesto consistentemente a la misma creando así una adaptación. Esta adaptación permite que los actos de violencia se manejen de manera opuesta a lo que socialmente está permitido. Al verlo como algo rutinario y como instrumento para enfrentar situaciones del diario vivir o para manejar emociones, se interpreta como aceptable. En los hombres se presenta una gran dicotomía: se entiende la violencia como un elemento negativo, pero se tolera. Este hallazgo presenta la preocupación de los efectos que emergen a través de la exposición constante a la violencia (mediática, familiar, laboral, institucional, entre otras) y el hecho de que parece estar desensibilizando una porción significativa de la sociedad y que provoca una disminución del afecto negativo ante la violencia real (Fanti, Vanman, Hendrick y Avraamides, 2009). En conclusión, como factor de riesgo identificado en este estudio para promover la violencia, está el ser varón y de una generación más joven (Milenio). También podría identificarse el aumento de aceptación de esta en el género femenino de esta generación, tal como pudo apreciarse en esta investigación. Esta aceptación y promoción de la violencia pareciera legitimarse mediante el uso de los mecanismos descritos por Bandura (1986) específicamente, la justificación moral (excusar la violencia); la minimización (distorsión de las consecuencias); difusión de responsabilidad (ignorar o minimizar las consecuencias negativas de la conducta violenta); atribución de culpas (desplazar las consecuencias de los actos violentos hacia la víctima). Disminuir factores de riesgo requiere entender la violencia y su impacto, especialmente en la Generación Milenio como un fenómeno multifactorial. La violencia se institucionaliza cada día más, reforzándose en las prácticas interpersonales, familiares y sociales. La presión de una sociedad machista hace que esta Generación Milenio se encuentre más expuesta a este fenómeno. Esto se fundamenta, entre otras, en: estructuras patriarcales de autoridad donde se controla el ambiente familiar mediante la violencia intrafamiliar; medios de comunicación que promueven la violencia como actos de masculinidad y virilidad, especialmente en películas y series de televisión; videojuegos que se desarrollan y dirigen a una población joven, donde el símbolo de éxito involucra la violencia excesiva; redes sociales que permiten su uso para agredir y ridiculizar a otros, además presentar y observar actos violentos con el propósito de ganar estatus social y fama.

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