Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

29 educar para una nueva sociedad: razón, verdad y esperanza advierto que considero la Educación en aquel ámbito de la teoría pedagógica que estudia la acción de educar y de enseñar, siempre inseparables, como proceso y actividad inacabada, a lo largo de la vida; realidades complejas, sin duda. Por esta razón, la nueva era que nos corresponde vivir exige mirar al futuro. Y mirar al futuro desde la educación significa encontrar el horizonte de sentido que dé respuesta a las serios interrogantes que permanentemente se nos plantean. Si una mirada a nuestro mundo suscita múltiples preguntas, pensar en educación es toda una interrogante. He tratado de situarme en ese marco para reflexionar con ustedes desde la mirada y estudiar “la educación como respuesta” a los problemas de todos los tiempos: ¿Qué es educar? y ¿Para qué modelo social educamos? En consecuencia, una brevísima incursión al pasado me sirve de enlace y justificación. Un pasado lejano, el periodo del Renacimiento, el Humanismo como ideal educativo, como ideal de hombre, de persona, sirve de eslabón para proyectar la idea de educación pensando en un Humanismo para nuestro tiempo. Recordar a San José de Calasanz 1 es obligado aquí, y ahora, porque percibió agudamente situaciones problemáticas de su tiempo y dio una respuesta positiva creando las Escuelas Pías (siglo XVII) y realmente fue un logro. Poco tiempo antes, San Ignacio de Loyola, que también se preguntó, buscó y creó, para responder eficazmente al gran tema de la educación en la Reforma Católica, había formulado felizmente la expresión bien conocida: “adaptación a tiempos, lugares y personas”, expresión que desde el punto de vista educativo permite pensar en el futuro, abre ventanas y puertas, elimina fronteras y ofrece la oportunidad de elaborar proyectos nuevos para nuevas personas, sus espacios y sus tiempos. 1 San José de Calasanz, cuando conoce y vive la situación de niños pobres que no asisten a la escuela porque no tienen acceso a las existentes, da respuesta eficaz al problema y crea en Roma en 1600, las Escuelas Pías.

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