Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

84 actas del primer congreso católicos y vida pública de esa peculiar interacción que se produce entre padres e hijos. Además, como pretende ser un camino de ida y vuelta entre padres e hijos, hemos llamado a este modelo educándonos para educar, contando con que el terreno que pisamos es el terreno afectivo. Y ya se sabe que de lo que preferentemente se habla en el terreno afectivo es de actitudes, de preferencias, de valores, de modos de ser... Por eso, hay que tener mucho cuidado para no hacer chantaje emocional en vez de educación. El chantaje emocional es saltarse el trayecto que va del enseñar a mirar a aprender a ver, proponiendo directamente a nuestros hijos lo que tienen que ver . Haríamos un mal negocio educativo si en vez de enseñar a mirar a nuestros hijos, les impusiéramos o les dijéramos lo que tienen que ver . Con la mejor intención, les estaríamos haciendo unos desgraciados; unos inseguros, pendientes de lo que los demás les dicen que tienen que hacer, para llevarlo a cabo. Invalidaríamos, así, ese momento liberador de la educación que cuida y mima la creación de una interioridad abierta a los demás y acogedora de valores que le dan sentido. Ahora se ve por qué los valores son los referentes de este modelo antropológico. II. La educación en valores: una propuesta Los valores de la educación en familia son los valores en los que educarse en el ‘espacio público’ de la familia. Se ha establecido el modelo educativo que hemos denominado antropológico; es el momento de dotarle de contenido axiológico. Tenemos que encontrar ‘tipos ideales’ al estilo de Max Weber que nos pongan en la pista de una educación en valores quemerezcan la pena, es decir, de valores que nos hagan ser personas de bien y habitantes de ese nuevo mundo. No en vano una característica clave de los valores es su efectividad, es

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