Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

92 actas del primer congreso católicos y vida pública educativo’ que es la familia. Por utopía entendemos la capacidad que tiene el ser humano para preparar el futuro, para la esperanza, diríamos nosotros. No para programar el futuro, como quiso el marxismo y fracasó. Entendida así, la utopía es el motor de la creatividad que tienen los seres humanos –cada uno de ellos y la propia familia– para ir educando/creando personas que trasciendan lo que hay o se da como si fuera lo último o definitivo. La familia siempre educa para el futuro, y en ese sentido siempre piensa en esperanza. Si hay algo propio de una educación en valores es, justamente, la apertura a la constante novedad que supone siempre una construcción personal como tarea propia de una educación en familia. En la línea antropológica que hemos adoptado, la familia vive la creatividad constante que genera la atención a la diversidad y a la solidaridad, y no ceja en preparar nuevos mundos, nuevas realidades sociales, para que las realizaciones personales que ha ido alumbrando puedan llevarse a cabo en realidades sociales apropiadas que siempre están por llevar a cabo. La familia en este contexto asume, como alternativa educativa, crear condiciones de futuro para todos sus miembros para llevar adelante el objetivo de formar y formarse como individuos, personas y ciudadanos comprometidos con su contexto social de referencia, en términos de solidaridad y de justicia. 2. La educación en valores ‘al exterior’ de la familia: valores para convivir

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