Razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común

35 razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común IV. El egoísmo . Decía Aristóteles: “[L]laman ‘egoístas’ a los que se asignan a sí mismos una mayor cantidad en dinero, honra y placeres corporales…; consecuentemente, esa calificación se ha originado a partir de su uso más común, que es malo”. 16 Diría que en gran medida la ética es una resistencia al egoísmo, a ese impulso ordinario, que llama Aristóteles, que es el deseo constante de satisfacer nuestro propio interés; interés de bienes, de cosas, y de honores. Es eso que se escucha en la calle ‘primero, yo, segundo yo, tercero yo’, es decir, yo siempre primero. Para algunos este es el instinto natural que hay que admitir y que no podríamos superar. ¿No es acaso esa ley que vemos cumplirse en la naturaleza donde el más fuerte sobrevive gracias a la depredación del más débil? ¿Podemos negar que somos animales y que no podemos desligarnos, por ende, de la ley de la selva? En estas preguntas hay un pesimismo ético que no se justifica, según mi punto de vista. Es la negación de la solidaridad, que es el deseo y la práctica de actuar en beneficio de los demás sin interés egoísta. Vale la pena ver la lúcida reflexión de Fernando Savater sobre esto al decir “la pertinencia ética de los planteamientos evolucionistas puede ser defendida por otras vías, que el mismo Charles Darwin apuntó en su momento. Quizá la estrategia evolutiva más acertada para los humanos no sea la que descarta la solidaridad y aún la misericordia, sino que la fomenta. Por muy egoístas que sean nuestros genes parece que la formación de grupos cohesionados por obligaciones mutuas no les ha resultado un mal truco para perpetuarse frente a otros autómatas animales o vegetales menos sociables. El altruismo por razones egoístas bien entendidas (o bien programadas) ofrece un balance más favorable que la nuda colisión de egoísmos contrapuestos” 17 ¿Qué interpretación le damos a esto? Pues, los humanos hemos decidido ser solidarios, altruistas, desarrollando una sociedad donde unimos y organizamos esfuerzos y propósitos que nos llevan a una vida mejor que si cada uno anduviera por su cuenta. Hemos desarrollado la sociedad humana para el beneficio de todos. Ante la pregunta que se nos proponía en el título de esta 16 Aristoteles. Ética a Nicómaco. I.168b a 1.169b 17 Savater, Fernando. El contenido de la felicidad, p.162

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