Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

26 actas del cuarto congreso católicos y vida pública tristezas y angustias” del propio tiempo, “sobre todo de los pobres y cuantos sufren”, bien conscientes que “la espera de una tierra nueva no debe amortiguar, sino mas bien avivar la preocupación por perfeccionar esta tierra, donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo” 10 . Las actuales sociedades democráticas, en las cuales, al menos a nivel de principios, todos son reconocidos como partícipes de la gestión de la cosa pública en un clima de verdadera libertad, exigen –recordaba un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, entonces presidida por el Card. J. Ratzinger– “nuevas y más amplias formas de participación en la vida pública por parte de los ciudadanos, cristianos y no cristianos” 11 . Ello es también renovada invitación y exigencia planteada especialmente a los fieles laicos, que “no pueden abdicar de la participación a la <política> (...), o sea a las múltiples y variadas actividades económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinadas a promover orgánica e institucionalmente el bien común” 12 . Porque si bien “la tarea inmediata de actuar en ámbito político para construir un orden justo en la sociedad no es (...) de la Iglesia en cuanto tal”, Benedicto XVI recuerda nuevamente que lo es ciertamente “de los fieles laicos que operan como ciudadanos bajo la propia responsabilidad, iluminados por la fe y por el magisterio de la Iglesia” 13 . ¿Acaso no fueron las enseñanzas del Concilio Vaticano II las que pusieron en resalto la dignidad y el protagonismo de los fieles laicos, a los que se les confía especialmente “gestionar y ordenar los asuntos temporales según Dios”? 14 . Si bien es muy claro que corresponde a la jerarquía eclesiástica enseñar e interpretar auténticamente los principios morales que deben guiar la conducta y opciones de los fieles en la “polis” y que iluminan su construcción hacia el bien común, corresponde a los fieles laicos, “con la propia iniciativa y sin esperar consignas y directivas, penetrar de espíritu cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de la comunidad en que viven” 15 . 10 Concilio Ecuménico Vaticano II, Gaudium et Spes , 1, 39. 11 Congregación para la Doctrina de la Fe, Nota sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política , Vaticano, 2002. 12 S.S. Benedicto XVI, discurso a la Asamblea de la Iglesia italiana en Verona, 19/10/2006. 13 S.S. Benedicto XVI, encíclica Deus Caritas Est, 29. 14 cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia, Lumen Gentium, 31, 35, 36; Gaudium et Spes, 43; Apostolicam Actuositatem, 7. 15 Concilio Ecuménico Vaticano II, Apostolicam Actuositatem, 9.

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