Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

59 democracia: transparencia, participación y bien común y el espíritu de comunidad, respecto a las reglas; equilibrio entre el espíritu de riesgo y el de la tradición. ¿Apostamos por una sociedad de cortesanos en la que tenemos los ciudadanos que pedir permiso a los políticos para tomar iniciativas? Una sociedad compuesta por ciudadanos libres y pormiembros de asociaciones voluntaras pueden asumir parte del papel de la responsabilidad para solucionar los problemas de la comunidad sin delegarla en la clase política (Mundo Anglosajón y Escandinavia) Primero: tenemos que saber lo que queremos. Si es un orden de libertad, hay que entender lo que es, de qué partes está compuesto, cómo funciona, valorarlas debidamente. Segundo: no hay que ir lejos pero hay que pensar desde lejos. Mirar a las empresas y las familias, la cultura y la educación. Introducir en el debate público dosis de realismo. Tercero: saber dar forma y huir de las formas de la complejidad del conflicto. Tenemos que formular renovadas narrativas de responsabilidad, o el valor del proyecto periodístico, sí en foma de hastags “#razonespara…” La contextualización histórica de nuestras acciones morales es necesaria para comprendernos a nosotros mimos; es preciso saber por qué hacemos lo que hacemos de una manera determinada. El medio principal de la educación moral, y de la educación en las virtudes es contar historias. Insertar el mensaje en cada cultura nueva, recibiendo de ella impulsos y lenguaje a la vez que ofreciéndole su logos (razón), su ethos (moralidad) y su telos (finalidad) Las reflexiones siguientes se refieren a un punto delicado. El cristianismo y la iglesia tienen hoy especiales problemas en los órdenes en los que se ha producido un vacío al deshacerse el tejido de evidencias y creencias colectivas determinantes. Es como un bordado que de pronto se queda sin la tela base sobre la que estaba hilvanado. El cristianismo ha dejado de ser la evidencia pública de, por ejemplo, Europa. Existe y se manifiesta la inmanencia, un anticristianismo minoritario que hace a la moral judeocristiana y al monoteísmo bíblico culpables de todas las represiones y violencias, y se dan unas propuestas religiosas nuevas