Creer y actuar para renacer

24 actas del sexto congreso católicos y vida pública inmensa entre la obra literaria y lo que conocemos de la biografía del autor: ¿cómo pudo aquel soldado de Lepanto y recaudador de impuestos escribir El Quijote ? En un lugar del predio dominante, entre los fastos de la efeméride cervantina, este letraherido lamenta la ausencia de referencia pública alguna a la religiosidad del Quijote en el inmenso páramo de la cultura hispanoablante. Sirva pues, esta conferencia, de sentido homenaje al Ingenioso Hidalgo en el contexto de la utopía como aliento de reconstrucción personal y social. Esa relación, religación, entre utopía y religión que también caracteriza cierto talante del catolicismo español y cierta forma de entender el Evangelio del papa Francisco. Cervantes no se ocupó de especular sobre Dios. Seguro que entonces hubiera sabido del aliento inquisitorial. Tenía clara la diferencia entre obra sacra y profana. El enfoque teológico de Cervantes es, por tanto, antropológico y teológico. No es literatura teológica, ni teología literaturizada, como nos recordó en su imponente estudio Fernando Torres Antoñanzas. La dimensión teológica de la novela cervantina ha de ser percibida en lo implícito de la novela. Una lección para tantos predicadores de campanillas que abundan por nuestra geografía. La verdadera teología del Quijote se encuentra en el mundo, en su universo de sentido. Rueda Contreras, González de Amezúa, el P. Félix García, Ángel Valbuena, o mi recordado don Salvador Muñoz Iglesias –“Así lo vimos otros”, título ahora oportuno de sus memorias– escribieron que Cervantes, erasmista o no, dio testimonio de su fe a través de su obra literaria como exigencia del espíritu del catolicismo español del siglo XVI. Por ejemplo, ochenta son las citas directas a la Sagrada Escritura en el Quijote. La realidad sacramental impregna la sabiduría del Ingenioso Hidalgo. También su preocupación por el amor y el matrimonio. Motivo similar al tratado en Los Novios de Manzoni, textos ambos tan queridos por el papa. Le llega el turno a la censura y a los censores, como antes, como ahora, son “despiertos centinelas de nuestra fe” 2 . Las disputas sobre la 2 Don Quijote de la Mancha, Lib. II, cap. XXII, 987. Todas las citas según la edición de Instituto Cervantes dirigida por Francisco Rico (Barcelona 2005)

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=