Creer y actuar para renacer

25 crecer y actuar para renacer relación entre naturaleza, libertad y la gracia están presentes en la sana laicidad cervantina, alejada del clericalismo de baja y alta intensidad. Convengamos en recordar la relación de don Quijote con la Iglesia. Cervantes no critica a la Iglesia sino los malos ejemplos. Hay retratos benéficos como el del canónigo ilustrado, como el tío clérigo de Marcela. No ataca a la religión, ni a los buenos prestes, sino a quienes se sirven de la religión como forma de vida. “Y aunque pobre, soy cristiano vejo, y no debo nada a nadie” 3 . La tesis defendida por Salvador Munoz Iglesias –mi recordado don Salvador– se sustancia en esta afirmación: Cervantes, “desde su profesión de escritor profano”, se siente un laico que ha puesto su pluma al servicio del quehacer evangelizador de la Iglesia católica postridentina. En esta tarea, más allá de la fina ironía utilizada por el padre del Quijote, entra en accion este lema sabroso: “La pluma es lengua del alma: cuales fueran los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos” 4 . Recordemos algunos textos que sustentan la tesis de don Salvador y ponen en conexión el tema de la novela –las aventuras del caballero andante don Quijote– con el arte de la predicación, al tiempo que exhalan un sentido de profunda religiosidad. Comencemos por el diálogo de amo y escudero sobre la providencia divina después de la desgraciada aventura de los rebaños que les había vaciado las alforjas dejándolos muertos de hambre: –“Mas, con todo esto, sube en tu jumento, Sancho el bueno, y vente tras mi, que Dios, que es proveedor de todas las cosas, no nos ha de faltar, y mas andando tan en su servicio como andamos, pues no falta a los mosquitos del aire ni a los gusanillos de la tierra ni a los renacuajos del agua, y es tan piadoso, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y llueve sobre los injustos y los justos. –Más bueno era vuestra merced –dijo Sancho– para predicador que para caballero andante. –De todo sabían y han de saber los caballeros andantes, porque caballero andante hubo en los siglos pasados que así se paraba a hacer un 3 Ibid., Lib. I, cap. XVIII, 219. 4 Ibid., Lib. II, cap. XVI, 828.

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