Creer y actuar para renacer

30 actas del sexto congreso católicos y vida pública luteranas. Como botón de muestra esta la sentencia de don Quijote, “el agradecimiento que solo consiste en deseo es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras” 16 , donde resuena el pasaje de la carta de Santiago más representativo en la controversia entre católicos y protestantes acerca del valor de la fe y de las obras: «La fe, si no tiene obras, esta realmente muerta» (2, 17.26). El segundo nivel corresponde a la profesión explícita de contenidos religiosos, más allá de las formulas sociológicas estereotipadas, que muestran como nuestro escritor se maneja con soltura y habilidad, dando pruebas de un conocimiento notable en varios temas religiosos, como las propiedades de Dios y la naturaleza angélica del diablo, los novísimos (muerte, juicio, infierno, gloria) y el purgatorio, los siete sacramentos, el culto a los santos, los objetos y las prácticas piadosas, así como los asuntos morales, uno de los temas más estudiados en la novela. A título de ejemplo valgan estas palabras de don Quijote sobre la vida eterna: “Todas estas y otras grandes y diferentes hazañas son, fueron y serán obras de la fama, que los mortales desean como premios y parte de la inmortalidad que sus famosos hechos merecen, puesto que los cristianos católicos y andantes caballeros más habemos de atender a la gloria de los siglos venideros, que es eterna en las regiones etéreas y celestes, que a la vanidad de la fama que en este presente y acabable siglo se alcanza; la cual fama, por mucho que dure, en fin se ha de acabar con el mesmo mundo, que tiene un fin señalado. Así, ¡oh Sancho!, que nuestras obras no han de salir del limite que nos tiene puesto la religión cristiana que profesamos” 17 . Finalmente, el estrato más profundo corresponde a la religiosidad refleja de Cervantes en el Quijote: aquí Salvador Muñoz nos descubre al escritor como “un creyente fervoroso y sincero, católico de convicción y nada polémico, que se siente impelido a dar testimonio de su fe a través de su obra literaria” 18 . Desde este minucioso análisis, Salvador Muñoz refuto la tesis de Américo Castro y Marcel Bataillon (Cervantes como erasmista) y reviso las posturas de Helmut Hatzfeld y Paul Descouzis (Cervantes como teólogo moral y propagandista de los decretos de Trento). 16 Ibid., Lib. I, cap. L, 626. 17 Ibid., Lib.II cap. VIII, 754. 18 Muñoz Iglesias, op. cit., 26.

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