Cristianos en salida, santos del presente

24 actas del vii congreso católicos y vida pública que solo superó con la originalidad de la obra filosófica y teológica renovadora del padre Miguel Ángel Fiorito. Jesuita al que, cuando Bergoglio fue provincial en Argentina, le encargó la edición de la obra de un místico ignaciano de la primera hora, el Memorial de Pedro Fabro. En el Colegio Máximo se le abrieron al joven Bergoglio las puertas a una constelación de intelectuales jesuitas franceses: Henri de Lubac, Gaston Fessard y Michel de Certeau, exponentes de la denominada Escuela de Lyon, sus maestros “europeos”. Generación que le llevará hacia dos autores que han influido decisivamente en el pontificado contemporáneo: Maurice Blondel, el filósofo católico de “La Acción”, y Romano Guardini, cuya teología fue objeto de estudio en la fallida tesis doctoral de Bergoglio. Hay que añadir en este contexto a Enrich Przywara, especialista en san Agustín. El segundo círculo, que incide de forma singular en el pensamiento histórico, social y político del papa, tiene como centro a su amigo Alberto Methol Ferré, el intelectual católico latinoamericano más genial de la segunda mitad del siglo XX, que propugnaba un realismo tomista dialéctico y que lo acercó al pensamiento de Augusto del Noce. Por cierto, sorprende que Borghessi no haya sacado todo el juego a la tesis doctoral de Javier Restán sobre Methol Ferré, el primer trabajo que en España dio a conocer al intelectual porteño. También, a la hora de las influencias en Francisco, hay que hablar de la pensadora Amelia Lezcano Podetti, estudiosa de Husserl e incansable detractora del cientificismo positivista y del marxismo. Dato este interesante para tener en cuenta la infinita distancia que separa el pensamiento del papa, su teología del pueblo, de la teología de la liberación influida por el marxismo. Personalidades sin las cuales no se entienden conceptos usuales en el pontificado como la intuición de las “periferias”, la “Patria grande”, o el renacimiento católico latinoamericano, la idea de que la modernidad no es un enemigo que haya que vencer sino un territorio que hay que conquistar o el valor del pueblo, entre otros. Y junto a estos referentes, en su vertiente teológica, debemos añadir un tercer núcleo, la Escuela Teológica del Río de la Plata, cuyos exponentes principales son los teólogos Lucio Gera, Rafael Tello, Justino O´Farrell, Juan Carlos Scannone, Carlos M. Galli, inspiradores de los documentos del episcopado latinoamericano de Puebla y Aparecida. Y

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