Cristianos en salida, santos del presente

29 cristianos en salida, santos del presente en vez de una iglesia piramidal , en la que Pedro mande y todos obedezcan, lo que este proceso busca es una iglesia sinodal, “en la que Pedro es Pedro, pero acompaña la Iglesia, la deja crecer, se la escucha … y discierne lo que viene de la Iglesia y la restaura a ella”. 2 A mi juicio, pero no solo al mío, los pasos decisivos de Francisco hacia la sinodalidad se verán en el futuro como la reforma institucional más importante de su pontificado, porque implica incorporar la escucha y el discernimiento a la vida pública de la Iglesia a través de la participación del pueblo de Dios y de los obispos. Esto implica, a su vez, incorporar la dinámica de la conversión cristiana a la vida pública de la Iglesia: la Iglesia se deja interpelar. En los sínodos hay discursos, debates, y votos, pero no es un parlamento. El poder del que depende es la gracia de Dios. La Iglesia se abre a ella a través de la confesión, la humildad, y el depender de la misericordia divina. Los frutos se ven en el cambio de vida: el deseo interior de cambiar, de reformar y de servir así como en la unidad que es fruto de la actuación del Espíritu Santo. Esa unidad hace posible la reforma. Y la reforma consiste en esto: el retorno a lo que la Iglesia está llamada a ser, un recentrarse en la misión que le confirió Cristo, purificándose de lo que le obstaculice realizar esa identidad. En el caso de la crisis del acoso sexual, el método sinodal escogido es parte integral de la sanación a la que está llamada la Iglesia: proceso y forma son coherentes. Porque al origen de la crisis hay algo que es mucho más que un pecado sexual. H ay una corrupción de la naturaleza misma de la Iglesia, que en vez de servir al pueblo se sirve de ello. El clericalismo viola la Iglesia definida por el Concilio Vaticano II, Lumen Gentium , como Pueblo de Dios. “La Iglesia entendida como la totalidad del Pueblo de Dios que evangeliza”, como dice el papa en Evangelii Gaudium . Y precisamente por eso solo, la participación activa del pueblo de Dios en la sinodalidad puede sanar las raíces del mal, o sea la mentalidad de dominio que se desemboca en el triple abuso de poder, de conciencia y de sexo. A través del ejercicio de la sinodalidad, la Iglesia puede crecer a ser lo que es. No es, primeramente, una institución en la que algunos (el clero, los obispos) ejerzan el poder sobre sus súbditos. Más bien, todos los bautizados son de igual dignidad, y llamados por igual a la santidad, y a la misión de evangelizar. Por ello la institución es necesaria, porque 2 Francis, Interview with Tertio, December 6, 2016.

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