Cristianos en salida, santos del presente

58 actas del vii congreso católicos y vida pública Y entonces el llamado… Dondequiera que haya hombres carentes de alimentos, vestido, vivienda, medicinas, trabajo, instrucción, medios necesarios para llevar una vida verdaderamente humana, o afligidos por la desgracia o por la falta de salud, o sufriendo el destierro o la cárcel allí debe buscarlo y encontrarlos la caridad cristiana, consolarlos… y ayudarles con la prestación de auxilios... Para que este ejercicio de la caridad sea verdaderamente irreprochable y aparezca como tal, es necesario ver en el prójimo la imagen de Dios…; respetar con máxima delicadeza la libertad y la dignidad de la persona que recibe el auxilio; no manchar la pureza de intención con cualquier interés de la propia utilidad o con el afán de dominar; cumplir antes que nada las exigencias de la justicia, para no dar como ayuda de caridad lo que ya se debe por razón de justicia; suprimir las causas, y no solo los efectos…, y organizar los auxilios de tal forma que quienes los reciben se vayan liberando progresivamente de la dependencia externa… La realidad de la distancia social contrapuesta a una cercanía física fue el reto que llamó y llama a una respuesta. Experiencia que comenzó cuando el Señor nos invitó a caminar la aventura de una misión. Aventura a la que inicialmente respondimos un pequeño puñado de personas sin idea de a dónde nos conduciría… ni cómo sería el camino… pero viviendo el presente con el fuego y entusiasmo de que estábamos recibiendo una encomienda importante, distinta… Se nos revelaba una Buena Noticia que queríamos vivir y compartir. Nos marcaba el que compartíamos en oración, y discerníamos cada paso cambiante que nos adelantaba en el proyecto. La Ronda: sopa, agua, frutas, ir de dos en dos, intercambiar nombres, compartir; defender los derechos de aquellos a los que no les querían dar servicios de salud o los “recogían” en contra de su voluntad (como don Tomás, o Dña. Lupe); discerníamos el incorporarnos, escoger un nombre, un logo; conseguir los primeros fondos, alquilar un lugar, conseguir la exención contributiva federal (501©3). Era tanto lo que no sabíamos, tanto lo que teníamos que aprender. Lo más importante es que fuimos descubriendo al Dios que se revela en la historia concreta, aquí, en Puerto Rico, en la Fondita de Jesús, y que se hace presente especialmente en aquellos que han sido marginados: las personas sin hogar.

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