El desafío de una educación solidaria

125 el desafío de una educación solidaria miedos generados por la religión, no los introduce; hace crecer la libertad, no las servidumbres; atrae hacia el amor de Dios, no hacia la ley; despierta el amor, no el resentimiento. Quien vive de su Espíritu, sigue sus pasos. Esta es la manera como Jesús, en su praxis nos muestra que el llamamiento universal a la mística, entendida como íntima comunión con Dios, debe vivirse «no en los rincones» o en momentos privilegiados de retiro y oración, sino «en medio de las ocasiones», como afirma santa Teresa (F 5, 15), pues la vida de íntima comunión con Dios solo se puede manifestar y verificar en el amor al prójimo (S. Teresa, 5M 3,8). la praxis de educación-comunión en la comunidad primitiva También es igualmente significativo que la vida pública de los discípulos se inaugure con la mayor integración de razas, pueblos y culturas en la gran manifestación de Pentecostés (Hch. 2, 1-13), donde el idioma universal en que todos proclaman la gloria de Dios es el amor que supera las barreras e integra a todos en la común experiencia del Espíritu que ha descendido sobre ellos, dejando clara la vocación universal a la íntima comunión con Dios, es decir, a la vida mística. Fieles a lo visto, oído y aprendido en su caminar con Jesús, los apóstoles y demás discípulos que le siguieron durante su vida pública instauran, desde el comienzo, una vida de comunión donde todos se llaman, se aprecian y acogen como hermanos; lo tienen todo en común, nadie pasa necesidad como lo leemos en los magníficos resúmenes de los primeros capítulos de los Hechos de los Apóstoles 9 . La intensísima experiencia mística de Pentecostés se hace visible en el nuevo estilo de vivir concretado en el amor con que se aman, haciendo de este signo la mayor y más eficaz fuerza evangelizadora. Por eso, nos vamos a acercar brevemente a la experiencia mística de los primeros creyentes, recibida y vivida en el Espíritu, don gratuito del Padre y del Hijo, ofrecido a toda la humanidad. Resaltamos los siguientes aspectos en la vida de los primeros creyentes: • En la experiencia cristiana es claro que, después de la Resurrección, con la infusión general del Espíritu Santo sobre toda carne (He 2, 1-21) solamente en el Espíritu podemos reconocer 9 Cf. Hech 2, 44+47; 4, 32-35.

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