El desafío de una educación solidaria

124 actas del viii congreso católicos y vida pública esa gracia para toda la humanidad no evangelizada: «Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.» (Mt 28, 19 - 20), tal como lo hace Jesús en la presentación y predicación del Reino. Efectivamente: • El Espíritu de Dios conduce a Jesús a acoger a los excluidos. No puede ser de otra manera. Su experiencia de Dios es la de un Padre que tiene en su corazón un proyecto integrador donde no haya privilegiados que desprecien a indeseables, santos que condenen a pecadores, puros que se separen de impuros, varones que sometan a mujeres, fuertes que abusen de débiles, adultos que dominen a niños. Dios no bendice la exclusión ni la discriminación, sino la igualdad y la comunión fraterna y solidaria. 8 • Dios no separa ni excomulga, sino que abraza y acoge. Por eso, Jesús acoge a las mujeres, se acerca a los impuros, toca a los leprosos y promueve una «mesa abierta» (Mt 22, 2-10) a pecadores, indeseables y excluidos, como símbolo y manifestación de la íntima comunión que se da en el interior de la misma Trinidad, comunión a la cual estamos todos llamados y para la cual hemos sido capacitados por el Espíritu que ha sido infundido en nuestros corazones (Rm 5, 5). La espiritualidad de Jesús es una espiritualidad de comunión, no de separación y exclusión. Quien vive de su Espíritu crea igualdad, fraternidad, acogida, apertura. • Movido por este Dios de la vida, su Padre, con quien vive en permanente e íntima comunión, Jesús se acerca a los olvidados por la religión. Su verdadera voluntad no puede quedar acaparada por una casta de piadosos o por una clase sacerdotal de controladores de la religión. Tampoco por unos pocos privilegiados que tienen densas e intensas experiencias místicas, al margen de la realidad. • La comunión con Dios, que disfrutamos como don gratuito de su amor, noda anadiepoder sobre losdemás, sino fuerza y autoridad para hacer el bien, para ser servidor de todos. Jesús libera de 8 Sigo en este punto a: Pagola, J. A. Jesús. Aproximación histórica , Madrid, PPC 2008, 83-110. También: Nolan A., Jesús. Una espiritualidad de libertad radical , Santander, Sal Terrae 2007, 183-193.

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=