El desafío de una educación solidaria

123 el desafío de una educación solidaria nos puedan ayudar a comprender que Dios educa a su pueblo dejándose experimentar como amor gratuito . En efecto, gratuita y por amor es la creación del cosmos; gratuita y por amor es la creación del ser humano y de cada persona en particular; gratuito y por amor es el cuidado que tiene Dios de su obra creadora a la que «yéndola mirando con sola su figura vestida la dejó de gracia y hermosura» 7 para deleite y recreación del ser humano: experiencia, amor y gratuidad son notas constitutivas de la mística que nunca podemos perder de vista. Ese amor gratuito llega a su plenitud en la persona de Jesús en quien Dios Padre se hace Emmanuel, es decir: Dios con nosotros (Mt 1, 23). En Cristo Jesús ya no se trata de un Dios educador cariñoso que se sirve de los profetas, reyes e instituciones para guiar a su pueblo, sino que Dios mismo se hace uno de tantos, asume nuestra condición y camina con nosotros. Ya es Dios mismo en persona, el educador, mistagogo y conductor de su pueblo. Y lo hace a través de una praxis muy singular a la cual nos vamos a acercar en el siguiente apartado. la praxis educativo-evangelizadora de jesús Es altamente significativo que el evangelio de Mateo se abra con aquella primera gracia misionera de la acogida a los magos de Oriente que llegan a Belén para contemplar y adorar al recién nacido (Mt 2, 1-12). Esto significa que la autodonación de Jesús en su encarnación apunta, desde el comienzo, a los no evangelizados y alejados. Así como esos sabios orientales, que eran paganos, fueron iluminados por la gracia del pesebre y conducidos al encuentro con Cristo, así también nuestra actitud creyente debe superar, desde el comienzo, toda pulsión interior de autoexclusión, como si la comunión con el Padre ofrecida en Cristo no fuera para nosotros y, menos aún, cultivar alguna actitud de excluir a los demás de esa comunión «porque no son de los nuestros». Al contrario, somos llamados y estamos capacitados por la encarnación para disfrutar la vida íntima de comunión que el Padre nos ofrece en Cristo y, desde ella, tener una preocupación especial por los más abandonados y por los más alejados de la verdadera fe. El evangelio de Mateo, que al comenzar presenta la visita de los Magos como la primera gracia misionera que brotó del pesebre, al terminar presenta la oferta de 7 San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual , 5,4.

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