El desafío de una educación solidaria

Educar para la felicidad Dr. Pablo Ferreiro de Babot director del Programa de Ética Práctica Escuela de Negocios de la Universidad de Piura, Perú Agradezco la invitación a participar en este VIII Congreso de Católicos y Vida Pública y saludo a los colegas ponentes y al público presente en este moderno y espacioso local que evidentemente ha soportado impávido el reciente terremoto que ha dejado un reguero de destrucción, luto y temor en toda la población. Me siento solidario con todos ustedes y deseo compartir su dolor. Pienso que debohablar sobre el títulodemi intervención: “educación” y “felicidad” para poner en su contexto las palabras que voy a dirigirles. En primer lugar, los tres niveles clásicos de la enseñanza deberían garantizar de alguna manera su finalidad, esto es, que la educación primaria sirva para enseñar a los alumnos a comunicarse con claridad expresiva, en concreto, a hablar, escuchar, escribir, leer y gesticular. La calidad del aprendizaje es notoria a simple vista sin necesidad de hacer grandes averiguaciones. Todos los que hayan pasado por ella deberían adquirir y desarrollar la capacidad de pronunciar lo que dicen o leen, deletreando y vocalizando, respetando el intervalo entre las palabras, respirando oportunamente, y con el ritmo adecuado, de manera que se entienda “a la primera” lo que se trata. Como habrán adivinado no nací en el Perú, pero hace un mes he cumplido 50 años de vida ininterrumpida en dicho lugar, y quiero llamar la atención a que, lamentablemente, no se enseña suficientemente bien a hablar y esto limita el desempeño familiar, profesional y social de cualquiera, ya desde la niñez. Pocos profesores explican que no se deben atropellar las palabras ni “comerse” sus finales por no haber cultivado el

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