El desafío de una educación solidaria

42 actas del viii congreso católicos y vida pública Jesucristo siendo carpintero hacía uso de la naturaleza, por medio de la madera. el señor nos invita a observar la naturaleza y a seguir su comportamiento “Mirad las aves del cielo que no siembran ni cosechan y no tienen graneros. Pero el Padre celestial las alimenta” (Mt 6, 26). Aquí hay dos puntos que quiero señalar. El primero es el cuidado que el Padre celestial nos pide que tengamos con la naturaleza, y eso se ve claramente en ese pasaje, pero también quiero aludir a una lectura tomada del libro El canto del pájaro de Anthony de Mello que se llama “El zorro mutilado”. Un hombre que paseaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas por lo que el hombre se preguntaba, ¿Cómo podría sobrevivir? Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro. Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. Él comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios y se dijo a sí mismo, Voy también a quedarme en un rincón confiando plenamente en el Señor y este me dará cuanto necesito. Así lo hizo durante muchos días, pero no sucedía nada y el pobre hombre estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una voz que le decía “Oh tú, que te hayas en la senda del error, abre tus ojos a la verdad, sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado”. Entonces Anthony de Mello hace sus comentarios: Por la calle vi a una niña aterrada y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios “¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?” Durante un rato Dios guardó silencio, pero aquella noche de improviso me respondió “ciertamente que he hecho algo, te he hecho a ti”. Así que luego de darnos esa bofetada, bien ganada, vemos cómo nosotros debemos estar siempre atentos a los aspectos de la naturaleza y a cuidar de ella, pero hay otro asunto que se desprende del pasaje de Mateo, y es esa capacidad que tienen algunas personas para poder vivir

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