El desafío de una educación solidaria

44 actas del viii congreso católicos y vida pública Hay otra reflexión más que quiero compartirles. Tenía un perro y llegó un gato a la casa, al vecindario. Le dimos comida al gato y, por supuesto, el gato se quedó y se quedó. Pero entonces llegó una orden de que no le diéramos comida al gato porque el gato estaba haciendo sus necesidades en el patio y ya no era agradable. Así que había que dejar de darle comida. Un día le entregamos la comida al perro y el perro, en lugar de comer vorazmente como siempre hacía, se sentó. Allí apareció el gato que empezó a comer y el perro sentado hasta que el gato no terminó de comer, el perro no comió. Yo me quedé boquiabierto, pero qué clase de enseñanza nos ha dado ese perro. Porque cuando nosotros habíamos decidido no darle comida al gato, el perro había decidido que sí había que darle comida y él estaba dispuesto a darle la suya. Reflexionemos sobre el video que han visto Si puedes empezar tu día sin cafeína, si siempre puedes estar alegre e ignorar los dolores y las molestias. Si puedes resistir la tentación de aburrir a las personas con tus problemas, comer la misma comida todos los días y estar agradecido por ello; entender a un ser querido, incluso cuando no tiene tiempo para ti; y si evitas las acusaciones hirientes hechas por un ser querido a pesar de que todo lo que va mal no es por tu culpa. Si puedes tomar las críticas con calma y relacionarte con tus amigos pobres de la misma manera que con los ricos. Si puedes actuar sin mentiras ni engaños. Si puedes lidiar con el estrés sin medicación, relajarte sin alcohol y dormir sin pastillas. Si puedes, honestamente, decir que no tienes prejuicios contra el color, religión, orientación sexual o política. Entonces has alcanzado el nivel de tu perro. al romper la relación con dios también la rompemos con el prójimo y con la naturaleza El Señor dijo a Caín: ¿Dónde está Abel, tu hermano? A lo que él contestó: No sé, ¿soy yo, acaso, el guardián de mi hermano? Pero el Señor replicó: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Por eso te maldice esta tierra que se ha abierto para recibir la sangre de tu hermano que tu mano derramó. Cuando cultives el campo, no te entregará su fertilidad… (Gn 4).

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