El desafío de una educación solidaria

45 el desafío de una educación solidaria Fíjense en ese pasaje. A mí me hace pensar, ¿ustedes habrán sabido de personas que dicen que tienen “mano santa”? No importa lo que siembren, se les da. Quiero pensar que esas personas realmente tienen una intimidad muy grande con nuestro Padre celestial y los recompensa de esa forma. Y me pregunto si lo contrario es cierto. Aquellas personas que por más que siembran no se les pega una, deberían revisar su relación con nuestro Padre celestial. Creo que el dominio que podamos tener sobre la naturaleza está íntimamente atado a la fe, al nivel de comunión con Dios. “¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mt 8, 27). Ustedes recordarán cuando los apóstoles estaban en la barca y Jesucristo duerme. Entonces viene una tempestad y están los apóstoles asustados porque se va a volcar la barca. Jesús se despierta y manda a acallar a los vientos. Y todo se tranquiliza. Al ver de lejos una higuera frondosa, se acercó a ver si encontraba algo: pero no encontrómás que hojas pues no era tiempo de los higos. Entonces le dijo: nunca jamás nadie coma frutos tuyos […] Por la mañana, pasando junto a la higuera, vieron que se había secado de raíz. (Mc 11, 12-14, 20). (…)Tengan fe en Dios. Les aseguro que si uno, sin dudar en su corazón, sigue creyendo que se cumplirá lo que dice, manda a ese monte que se quite de ahí y se tire al mar, lo conseguirá. Por tanto, les digo que, cuando oren pidiendo algo, crean que se les concederá, y así sucederá. (Mc 11, 22-23) Es importante, entonces, que entendamos esto. Dios se hizo hombre a través de Cristo. Cristo es nuestro Salvador y cuando estaba acá en la tierra, Él, siendo Dios, no hacía de Dios, era hombre. Porque cuando fueron a crucificarlo, Él no envió a sus ángeles para que lo salvaran. No, Él dejó que lo crucificaran. Cuando Él sanaba a la gente. Cuando hacía que los ciegos vieran, que los cojos anduvieran. Cuando sacaba espíritus, era Jesucristo, pero Él era hombre. Es decir que, cualquiera de nosotros que reciba ese don del Espíritu Santo, puede tener también ese don de sanación y seguro que ustedes conocen gente que lo tiene. Los mismos apóstoles podían hacerlo a través del Espíritu Santo.

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