Homilía S.E.R. Oscar Cardenal Rodríguez Maradiaga

6 pontificia universidad católica de puerto rico de Dios a través de la ciencia de los hombres. Y es el pensamiento, es la filosofía la que va poco a poco introduciéndonos en la ciencia de Dios, en la Teología. Pero cuan poca gente hoy día estudia filosofía. Y es una pena, porque qué nos está diciendo eso, que el mundo de hoy no quiere pensar y que está guiado por el pensamiento de unas pocas personas que muchas veces tienen otro tipo de motivaciones. Porque muchas veces un programa de televisión o el artículo de un periódico son los que motivan a seguidores que hipotecan la riqueza más grande que pueda tener el ser humano: pensar. Por eso la universidad nos debe enseñar a pensar y no simplemente a ser un robot que produzca tal o cual cosa en una industria. Esto es un gran desafío en un mundo que no quiere pensar, ni enseñar a pensar. En fin, aquí podríamos extendernos mucho, pero estoy consciente de lo que es laHomilía y si seme olvida, el Santo Padre en la carta “El gozo del Evangelio” nos dice que tiene que ser breve. Yome tomo unpoquito de libertad, Monseñor Lázaro, pues va a ser difícil que pueda regresar pronto a la Universidad aunque quisiera. Pero sí desearía dejarles esto, Santo Tomás de Aquino no es simplemente un personaje de la historia en el pasado y, claro, la Iglesia como no tiene nada que proponernos nos está proponiendo a alguien del pasado. No, Santo Tomás es presente hoy, porque nos está motivando con el ejemplo de su vida a pensar, a buscar la ciencia, a pedir la sabiduría, a cuestionar nuestras motivaciones y a sacar una nueva energía. Hemos escuchado ese Evangelio que a mí siempre me dejó una inquietud hasta que averigüé cómo fue la cosa. ¿Han visto ustedes una sal que pierda su sabor…? el cloruro de sodio, es cloruro de sodio siempre, sabe a sal, pero por qué Jesús habla de esto. Cuando uno penetra en la cultura en tiempos del Señor Jesús se da cuenta de que para hacer el pan usaban hornos en la tierra y el combustible que estaba a la mano, no era el petróleo, si no la sal. Ahí tienen ustedes el Mar Muerto que le llaman muerto precisamente porque tiene tal porcentaje de sal que la persona no se hunde, flota. Pues bien, ellos utilizaban la sal como combustible en los hornos para hacer el pan, pero claro, la química nos da inmediatamente la solución, un cloruro que, al quemarlo se oxida, deja de ser cloruro y se vuelve clorato y entonces ya no tiene el sabor. Fíjense cómo el Señor Jesús usaba la vida ordinaria diaria para enseñarnos. Una sal que pierde su sabor ya no sirve, ya no sirve, ya no da sazón, ya hay que tirarla, después de fabricar el pan había que tirar aquel clorato que no

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=