Koinonia | 2005-2006

El caso Terri Schiavo: un reto a la razón y a la libertad 117 de la vida que no logramos entender por qué están ahí, pero están ahí, y la única actitud razonable es respetar este dato, porque la realidad y la vida no son lo que nosotros imaginamos o quisiéramos, sino lo que son: no las hicimos nosotros. Esta es la gran verdad que la razón racionalista quisiera olvidar. Es urgente recuperar la distinción que un gran filósofo del siglo pasado, Gabriel Marcel, nos había sugerido: existen problemas y existen misterios . El problema es algo que tarde o temprano desaparecerá porque se puede resolver (por ejemplo, enfermedades como el sida o el cáncer, el problema de la inflación o el estado colonial...); al contrario, hay situaciones que no se pueden resolver, sino sólo aceptar y buscar razones para vivirlas: la vejez, la pérdida de una persona querida, un coma irreversible, una enfermedad en su última fase. Sólo la razón concebida como “apertura” a la realidad, aceptada como algo que supera infinitamente nuestra capacidad de comprensión, nos permite una actitud que ama, abraza, sostiene, conforta, comparte la condición de quien sufre, aun cuando no hay esperanza de mejoría alguna. No es un caso que hospitales y casas para la acogida de casos desesperados de cualquier tipo hayan nacido dentro de la tradición cristiana y tengan a menudo algún santo como su fundador. Libertad en peligro Pero ¿qué ha pasado en el caso de Terri Schiavo? Una persona ha sido secuestrada por el Estado a través de su magistratura. El padre y la madre, la hermana, millones de personas estaban dispuestas a hacerse cargo de Terri. No se les ha permitido. Por eso se trata de un caso sin antecedentes (y crear antecedentes en el sistema jurídico estadounidense es muy peligroso): se ha impedido el ejercicio de la caridad . El Estado, en su rama jurídica, ha prohibido a sus ciudadanos que se hicieran cargo libremente de la salud, del bienestar, de la vida de Terri Schiavo. ¿Quién es el señor Greer para tener más poder que un padre, una madre o unos amigos? ¿No es ésta una grave violación de los derechos de la persona y una alteración deshumana del orden natural de las cosas?

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