Koinonia | 2005-2006

La verdad sobre el código Da Vinci 128 Pues bien, El Código da Vinci insiste en esta supuesta doctrina que defendería Jesús y que se vio inmediatamente traicionada. Aquí hay otra fragante contradicción de Dan Brown, porque, según él, San Pedro ya a la muerte de Jesús es infiel a las enseñanzas del Maestro que supuestamente había puesto a María Magdalena como sucesora suya al frente de los apóstoles. Entonces, ¿quién fue el que traicionó la doctrina de Jesús, San Pedro o Constantino, 300 años después? Porque según él, Constantino inventa la religión de cero, porque lo que se encuentra, según él, es que los cristianos hasta a aquel momento creían pacifica y seráficamente que Jesús era un profeta hippie, que no había hecho más que predicar el amor libre. En realidad el emperador Constantino llega al poder del Imperio de Occidente en el año 312, con la famosa batalla del puente Milvio contra el general Majencio, batalla que va a signar radicalmente toda la vida del emperador, porque antes de afrontar esta batalla el tuvo la famosa visión de la cruz (“bajo este signo vencerás”); si él supo reconocer este signo o no, no sabemos: tal vez lo pudo porque era hijo de Santa Elena, aunque él no había sido educado como cristiano. El caso es que hizo grabar el anagrama de Cristo en los escudos y en los cascos de los soldados de su ejército y venció imprevistamente a las superiores tropas de Mejencio. Él se hace con el Imperio de Occidente y el año siguiente promulga el edicto de Milán, edicto en el cual lo que hace es garantizar la libre elección de religión por parte de cualquiera en el Imperio. No impone el cristianismo; nunca jamás impuso el cristianismo. De hecho, él mismo es bautizado en el lecho de muerte por un obispo semi-arriano, Eusebio, obispo de Nicomedia. Entonces esto ocurre después, años después del Concilio de Nicea. El cristianismo nunca fue oficial como pretende Dan Brown bajo el imperio de Constantino. El primer emperador que hace del cristianismo la religión oficial de todo el imperio es Teodosio “El Grande”. Esto sucede cuarenta y tantos años después de la muerte de Constantino. Y entre medias tenemos el reinado de Juliano “El Apóstata”, que intentó restaurar el paganismo. Pero además, lo que tenemos es el testimonio unánime de los Santos Padres que para el siglo IV ya había producido textos abundantes que recogen la predicación constante de la Iglesia, donde se encuentra la doctrina ortodoxa que hoy mismo profesamos. Nosotros profesamos lo mismo que profesaron Pedro y los apóstoles. Hay explicitaciones posteriores, pero básicamente, es decir, en el contenido fundamental, es la misma doctrina y la misma estructura. San Pablo, como San Pedro, cuando funda nuevas cristiandades las funda jerárquicamente, pone al frente un obispo, les educa en la vida de sacramentos, les educa en la doctrina de Cristo, en las misma doctrina

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