Koinonia | 2005-2006

La verdad sobre el código Da Vinci 131 un Dios que favorezca la racionalidad, más bien, al contrario, es siempre un gran voluntarismo: en la New Age lo verdaderamente importante no es la doctrina sino la práctica, lo que se trata es de procesos de interiorización o, en este caso, de exaltaciones un poco espantosas de una sexualidad aberrante. Lo que debemos tener bien claro es que este tipo de religiosidad no tiene ningún tipo de reconciliación posible con la fe católica. Es una enmienda a la totalidad, por hablar sintéticamente, es una propuesta alternativa, y además una propuesta inconsistente. Pero es una propuesta no carente de atractivos para muchos y a los hechos me remito. Todos podemos constatar como muchas personas han encontrado tremendamente atractiva la forma de entender la vida que propone El Código da Vinci : todos sabemos que no es original, que estaba ya, pero ha sido como una especie de catalizador de ciertos elementos que estaban en el ambiente y que por una fortuna extraña se ha presentado de forma sintética delante de todos. Voy a quedarme aquí. Vengo de un país lejano y he venido aquí sobretodo a compartir con ustedes este celo por la verdad, este celo por la verdad encarnada también que es Jesucristo y a compartir también esta lucha por quienes han sido inquietados en su fe o aquellos a quienes les ha sido inoculado un nuevo prejuicio contra la Iglesia. Y en ese sentido yo les doy las gracias por la ocasión que me han ofrecido. 24 de mayo de 2006 ( Texto no revisado por el autor )

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