Koinonia | 2005-2006

El Infinito presente en la tragedia de Nueva Orleáns 135 Giorgio Vittadini es profesor de estadística en Milán (Italia), ha fundado de la Compañía de las Obras y es Presidente de la Fundación para la Subsidiaridad. Muchos comentaristas han destacado que lo ocurrido en Nueva Orleáns plantea de nuevo el irresoluto problema social de EEUU. Impresiona, en efecto, no sólo el número de muertos, sino el hecho de que muchos, sobre todo los afro- americanos, no hayan pensado en ponerse a salvo, probablemente ignorando los llamamientos del presidente y de los medios de comunicación. Esto muestra el límite de una mentalidad calvinista (ahora ya nihilista) que tiende a prevalecer sobre el anhelo original de una libertad para todos que caracteriza a América. De tal forma que, mientras se posibilita que muchos que tienen capacidad y mérito mejoren su propia condición, se presta poca atención a los que “no lo consiguen” y están destinados a un futuro incierto y a la marginación social. En cualquier caso, ante la catástrofe llama la atención cierto anti- americanismo que reduce todo a una cuestión política con la preocupación única de identificar al “culpable”. Sin llegar a los excesos delirantes de Al-Qaeda, que habla de venganza divina, algunos acaban diciendo que EEUU “se lo ha buscado”. Lo ocurrido se atribuye automáticamente al efecto invernadero por la no adhesión al Protocolo de Kyoto; a la guerra en Irak, que ha menguado los recursos de EEUU; o al desinterés racista hacia zonas pobladas mayoritariamente por afro- americanos. Pero, ¿qué olvidan tales afirmaciones llenas de rencor? Las sencillas y sosegadas palabras del Papa, por desgracia casi las únicas en prestar atención a lo humano, lo indican: «En los últimos días hemos sufrido por el desastre causado por el huracán en los Estados Unidos de América, particularmente en Nueva Orleáns. Deseo asegurar mi oración por los difuntos y sus familiares, por los heridos y por los que EL INFINITO PRESENTE EN LA TRAGEDIA DE NUEVA ORLÉANS Giorgio Vittadini Ante la tragedia anunciar la esperanza cristiana y el amor a todo hombre, sea cual sea su piel y su raza, supone alimentar el deseo de compartir de verdad, vivir una caridad sincera y reconstruir con mayor justicia social e inteligencia.

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