Koinonia | 2005-2006

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 18 - En segundo lugar, el mercado es regulado por la ética de los empresarios y de los operadores económicos, porque las reglas externas siempre valen menos que las reglas interiorizadas en la conciencia del operador. - En tercer lugar, contribuyen a regular el mercado, la cultura y la tradición de un Pueblo, incluida la religión. El mercado vive siempre dentro de una cultura, no existe un mercado en estado puro como mero hecho técnico. Los vínculos sociales de solidaridad, los modelos de comportamiento heredados del pasado, los vínculos morales y religiosos que orientan la conciencia personal y profesional, son de fundamental importancia para dar un alma al mercado. La ética del trabajo de origen religiosa, la ética del sacrificio de tantos empresarios, el vínculo familiar, son fenómenos de grande peso para orientar éticamente la actividad económica. - En cuarto lugar, el mercado es también regulado por la legítima conflictualidad de las partes sociales, por las agrupaciones de distintas categorías y especialmente por los sindicatos que democráticamente reivindican el respeto de los derechos de los trabajadores. Un sano conflicto social nunca ha sido condenado por la doctrina social, la cual ve en éste un factor de progreso, cuando no es violento ni ideológico. - En quinto lugar, el mercado es regulado por la sociedad civil, local e internacional, por las asociaciones de consumidores, por la escuela si forma ciudadanos críticos y educa para el consumo responsable, por las familias si disciplinan sus gastos de manera sabia y educan a los hijos también a hacerlo, por las iniciativas de la sociedad civil y por la opinión pública internacional. Un importante fenómeno regulador del mercado está constituido por la economía non–profit y del tercer sector que forma parte, a título pleno, del mercado, pero que actúa con criterios no sólo de eficiencia, sino también de solidaridad. En fin, los organismos económicos y financieros internacionales, cuyo fin sería dar al mercado reglas justas, favoreciendo la democracia económica. Todos estos factores contribuyen a regular el mercado junto con la autoridad política. Así pues, vemos que el mercado es un problema de governance, es decir, de orientación dinámica y reglamentado por diversos sujetos que deben integrarse entre sí según el principio de subsidiaridad. Creo poder afirmar que en nuestra época globalizada, estos factores se están casi imponiendo con nueva fuerza y que la

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