Koinonia | 2005-2006

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 21 como también valorando la capacidad de las personas y de los grupos para organizar autónomamente las respuestas a las necesidades propias y de las comunidades en que viven, generando con ello ocasiones de trabajo. Espero vivamente que el Compendio favorezca el desarrollo de una mayor colaboración entre trabajadores, empresarios y autoridades, para hacer del trabajo digno un objetivo global. - En cuanto al tema de la democracia. La Iglesia no se casa con ningún sistema político, pero mira con particular atención a la democracia, con una condición: la democracia debe hacerse auténtica con una referencia esencial a los valores; a los valores que encuentran en los derechos y deberes fundamentales su base y en el bien común su horizonte. Al respecto pensemos en lo mucho que la corrupción está minando la confianza de los ciudadanos en el sistema democrático y en su misma credibilidad. A propósito de la corrupción, que también se trata en el Compendio , el Pontificio Consejo organizará el presente año un encuentro internacional sobre el argumento. - En el contexto de la reflexión sobre la democracia se debe colocar la problemática actual que interesa a la familia: cada vez más el debate público y las disposiciones legislativas de los parlamentos, son la causa de los “terremotos” que golpean inexorablemente la institución de la familia, que el Señor ha querido fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. La Iglesia no está contra la democracia, sino contra las dictaduras totalitarias de las mayorías que actúan hasta el punto de comprometer las instituciones fundamentales y primarias de la convivencia humana. - Por último ¿cuál es la competencia de la Iglesia y de su doctrina social en la construcción de un orden social justo? El actual Pontífice nos responde con las siguientes palabras: «El orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política. Un Estado que no se rigiera según la justicia se reduciría a una gran banda de ladrones». Aprovechando la riqueza de las enseñanzas sobre la autonomía de las realidades temporales de la Constitución pastoral Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, el Santo Padre continúa diciendo que «la justicia es el objeto y, por tanto, también la medida intrínseca de toda política. La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política » [13] . Las enseñanzas del Papa Benedicto XVI sobre la competencia específica de la Iglesia y de su doctrina social podrían sintetizarse de la siguiente manera: ya que la razón práctica, en su constante prefigurarse un orden social justo, constantemente está llamada a interrogarse sobre qué es la

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