Koinonia | 2005-2006

Memoria e Identidad 38 cargos delicados. Recordemos que estas figuras públicas tienen ayudantes que les escriben conferencias, discursos y presentaciones. Es el caso, por ejemplo del fenecido John F. Kennedy, que ganó un Pulitzer por su libro Profiles in Courage , libro que escribió más bien su libretista, el Sr. Ted Sorensen y que Kennedy sólo supervisó. Es algo rarísimo encontrar figuras del mundo de la literatura ocupando puestos importantes en el teatro del mundo. Es el caso extraordinario del ex presidente de la República de la entonces Checoslovaquia cuando se liberó del comunismo, el dramaturgo Vaclav Havel. Karol Wojtyla, el escritor, ubicando un libro en el contexto de su obra Karol Wojtyla, el joven universitario y luego seminarista clandestino, escribe algunas obras teatrales antes de ser sacerdote. En diciembre de 1939, cuando tenía tan sólo 19 años, escribe una obra teatral hoy perdida, David . A los pocos meses escribe otra obra teatral titulada Job que reflexiona sobre los temas de la justicia en la historia. Escribe estas obras en plena ocupación nazi. A los 20 años escribió una tercera: Jeremías. Para estas fechas también empezó a traducir Edipo de Sófocles del griego a polaco. Es evidente que la lectura tuvo un impacto decisivo en su vida. De joven obrero, durante esta misma ocupación Nazi, leyó un libro de San Luis María Grignion de Montfort sobre la Verdadera Devoción a la Virgen María , que le marcó su vida espiritual. Dejemos que el mismo Karol Wojtyla se exprese sobre la influencia de los libros y la buena lectura en su vida: “ Siempre he tenido un dilema: ¿Qué leo? Intentaba escoger lo más esencial. ¡La producción editorial es tan amplia! No todo es valioso y útil. Hay que saber elegir y pedir consejo sobre lo que se ha de leer. Desde que era niño me gustaban los libros. Mi padre me había habituado a la lectura. Con frecuencia se sentaba a mi lado y me leía, por ejemplo… escritores polacos. Cuando murió mi madre, quedamos solos los dos: él y yo. Y él no cesaba de animarme a conocer la literatura de valor. Tampoco obstaculizó nunca mi interés por el teatro. Si no hubiese estallado la guerra y no hubiese cambiado radicalmente la situación, tal vez me hubieran absorbido completamente las perspectivas que me abrían los estudios académicos de letras. Cuando informé a alguien de mi

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