Koinonia | 2005-2006

Memoria e Identidad 45 Iglesia en el siglo XX y principios del siglo XXI. Delata a Karol Wojtyla como un patriota, un polaco que siempre se sintió tan orgulloso de su tierra natal. Entendió perfectamente bien lo que se necesitaba para defenderla de la desaparición que en varias etapas de su historia la amenazaba, tentándola de renegar de su identidad profunda. El libro se asemeja en muchos sentidos a Informe sobre la fe , entrevista de Messori al Cardenal Ratzinger, el hoy Papa Benedicto XVI. Es un diagnóstico profundo, una lectura providencialista de la historia del siglo XX. No es un libro que sea de fácil lectura o comprensión. Está muy en la línea de su Encíclica Veritatis splendor y Fides et ratio , las Encíclicas más filosóficas del Papa. Nos propone en una forma más sintética, más germinal, más sencilla, las claves de la lectura de nuestros tiempos. Si juntásemos Don y misterio , ¡Levantaos!, ¡Vamos! y este libro y lo editásemos como uno, tendríamos una especie de Confesiones de un San Agustín moderno. El sustrato del libro lo compone una serie de conversaciones tenidas en Castel Gandolfo durante el verano de 1993, entre el Papa y dos filósofos polacos que le pidieron desarrollar un análisis crítico desde el punto de vista filosófico e histórico de las dictaduras nazista y comunista. Estas conversaciones fueron grabadas y transcritas. Pero Wojtyla amplía dichas conversaciones o planteamientos con una perspectiva más amplia y abarcadora. Si bien el pensamiento es el que se desarrolla con más elaboración y densidad teológica en las Encíclicas Laborem Exercens , Sollicitudo Rei Socialis y Centesimus Annus , Wojtyla ha incluido reflexiones posteriores al Jubileo del 2000 y ha abordado el futuro del mundo y de la cultura, el tercer milenio. No es una mera retrospectiva. Es un libro engendrado en el 1993 pero “terminado” en el 2004. Hay unos elementos dramáticos muy fuertes en su exposición. A Wojtyla nunca se le extinguió del todo la vocación de ser actor. Pasó de los escenarios furtivos de una Polonia invadida al Gran Teatro del Mundo. De hecho, él mismo escribe en este libro que “el mundo (es) el teatro de la historia del género humano” (p. 21). Respira un realismo optimista que siempre caracterizó a Karol Wojtyla, el creyente en que la misericordia divina siempre ha de triunfar sobre el misterio de iniquidad. Es refrescante la sinceridad espontánea, cercana, con la cual Wojtyla habla sobre el misterio de la libertad humana en sincronización o sinergia con la Providencia divina. Sin alarmismos ni exageraciones Wojtyla habla de situaciones, desarrollos y procesos que pueden ser catastróficos. Pero Wojtyla nunca ha sido amigo de jugar “al cuco”. Al revés, siempre ha insistido en la esperanza que no sólo descansa sobre los hombros de los jóvenes, sino de la fe y de la Iglesia. Karol Wojtyla no deja de

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