Koinonia | 2005-2006

Memoria e Identidad 55 hombre. El tema de su pontificado, que fundamenta el relanzamiento del humanismo cristiano, subyace todo el libro de comienzo a fin: el misterio del hombre sólo se entiende a la luz del misterio de Cristo (cfr. Gaudium et Spes, 22, vea sobre todo pp. 110-113). Quizás a algunos puede sonar demasiado europeo y específicamente demasiado polaco, de esto se queja la Sra. Carmen Dolores Hernández de Trelles en su artículo, de que Wojtyla está demasiado preocupado y centrado en la historia de Polonia y su responsabilidad providencial en la historia de la salvación y la corresponsabilidad de los polacos y de la Iglesia en mantener viva la identidad de una nación amenazada con extinción política, cultural, moral y religiosa (vea pp. 137-145). Pero el mismo Wojtyla nos dice que la situación de Polonia y de Europa, país y continente que tienen un papel providencial que jugar en la historia de la salvación del mundo por venir, es paradigmática para todas las demás naciones, pueblos y culturas del mundo contemporáneo. Todos podemos aprender algo en la ilustración de una historia muy personal y patriótica que le sirve de punto de referencia: “La experiencia de mi patria me facilitaba mucho el encuentro con los hombres y naciones de todos los continentes” (p.86), escribe Wojtyla. Para Karol Wojtyla el mal nunca tiene la última palabra: la última palabra siempre la tiene el Amor de Dios, que se llama sobre todo Misericordia, y que ha sido el proyecto de su ministerio petrino: dar a conocer, como lo hizo Cristo, el asombroso poder del amor divino que se llama Misericordia. En este libro desarrolla mucho la explicación de su fascinación por este tema clave de su vida, de sus escritos y de su pontificado. La redención obrada por Cristo en su triunfo sobre el misterio del mal y de la muerte, sin dejar de ser don, también es responsabilidad humana. La libertad es para el amor, la libertad necesita anclarse en la verdad del hombre visto por Dios y ese hombre según el corazón de Dios se llama Cristo Jesús. Si la libertad no se ancla en el amor a Jesucristo corre el riesgo de convertirse en otra forma de totalitarismo ético presidido por un egoísmo disfrazado de libertad. Lo más asombroso del libro es que su autor ha hecho de su propia vida un testimonio del triunfo pascual que es fundamento de su esperanza para la historia de la humanidad. Wojtyla el hombre ha sellado el ejercicio de su ministerio entre nosotros muriendo en la fiesta litúrgica de la Pascua de Cristo, pascua que él había sabido hacer muy suya en sus

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