Koinonia | 2005-2006

Autismo existencial 91 se ha convertido en un plusmarquismo permanente. En definitiva: depresión y violencia han alcanzado proporciones epidémicas porque mucha gente no puede tener aquello que se publicita en nuestras sociedades… No quiero adentrarme demasiado por tan cenagoso terreno, de verdad ésta sería una conferencia que duraría mucho, pero lo esencial ya lo hemos dicho. No soy yo quien viene a proponerles nada, son ustedes los que tienen que decidir si vivir con honra o morir con vilipendio. Y si de verdad quieren darle un giro a su vida y a la de sus familiares, a la universidad y al mundo entero, en la medida que se pueda (porque no hay que ser megalómano: la verdad es que cada uno puede muy poco, pero todos juntos podemos mucho), entonces dejo a la consideración de ustedes la siguiente pregunta : y yo, ¿qué puedo hacer? Y mi país, ¿qué puede hacer? Y mi familia, ¿qué puede hacer? Pero, sobre todo, yo ¿qué puedo hacer para proponer un mundo no autista sino altruista, para recuperar el “tú” en nuestra sociedad? Algunos de nosotros, entre los que modestamente me encuentro, hemos tratado de pensar filosóficamente en lo que denominamos personalismo comunitario ; si ahora me quieren ayudar a continuar profundizando en esta pregunta, hagan lo siguiente. Imagínense un triángulo equilátero, en cuyo vértice superior, una vez que ya lo han trazado, ponemos la palabra valor ; en el extremo, en el vértice inferior a la derecha ponemos deber , y en el otro vértice vacante, inferior izquierdo, ponemos virtud . Miren, ese es el triángulo hermenéutico de nuestros días. ¿Qué es un valor? Valor es lo que imanta mi corazón, lo que deseo ser, lo que mueve mi vida, aquello para lo que vivo, lo que más quiero. Entonces mis valores son para bien; pero de nada sirve saber qué es lo bueno, por ejemplo la igualdad social, si yo no siento que debo luchar por ello. Ahí viene el deber, el imperativo de la llamada interior, no porque otros digan, ni sólo porque lo digan las leyes, sino porque tu corazón te lo pide para cumplir con el valor. Pero tampoco eso basta. Imaginen un niño a la puerta de un colegio al que le están suministrando droga; eso rompe todos mis valores, entonces siento que debo luchar contra ese que le está dando la droga, pero no hago nada: ¿de qué sirve? Pues bien, si hago algo para defender el valor bueno y luchar contra el malo, eso es la virtud. La virtud es la vir , la fuerza, la acción, y a estas alturas de mi vida ya no creo a nadie que no dé ejemplo de lo que predica. Es más, a los que peroran sobre valores, pero no hacen nada, ni siquiera tratan de luchar desde su voluntad para traducirlos en virtud, en acción, las considero grandes estafadoras y defraudadoras del creditum que se les ha conferido. Hoy

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