Koinonía 2007-2008

113 El Dr. Giuseppe Zaffaroni es profesor de Filosofía en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y director del Instituto de Doctrina Social de la Iglesia El sufrimiento por no poder tener un hijo es grande, pero no puede traducirse en el derecho a tener un hijo. Por qué el acto de vender y comprar óvulos lesiona gravemente la dignidad humana. La polémica sobre la venta de óvulos en Puerto Rico (2) Nota sobre la polémica reciente acerca de la venta de óvulos en Puerto Rico Giuseppe Zaffaroni El nacimiento de un hijo es el acontecimiento más bello que una pareja pueda desear. “Deseo a un hijo con todo mi corazón”: ¡ojalá que todos los casados piensen así! Pero esto no puede traducirse en el derecho a tener un hijo. Se puede tener el derecho a la posesión de ciertas cosas, nunca de personas. El amor verdadero no pretende nunca (no tengo el derecho de poseer a una mujer, aunque también éste es un deseo profundamente radicado en el corazón de todo hombre): el amor espera pacientemente una respuesta. El sufrimiento de no poder tener un hijo es seguramente grande, tan grande que puede amenazar la armonía y estabilidad de una pareja. No hay que maravillarse, por lo tanto, que la pareja que espera a un hijo, el don de los dones, al darse cuenta de que no lo puede recibir de su amor, ceda a la tentación de producirlo en laboratorio. Pero las personas no se pueden comprar al supermercado de la vida: no existe el derecho a hacer mercado con la vida humana. De la misma manera no se tiene el derecho a hacer mercado con el propio cuerpo o con sus partes. Antes que nada, porque no se posee el propio cuerpo: el cuerpo no es una cosa poseída por otra cosa que sería la persona. La persona es su cuerpo (aunque no sólo su cuerpo), y por eso no lo puede poseer como una cosa diferente de sí misma. Cualquier mutilación u ofensa a un órgano es una mutilación u ofensa a la persona entera. En efecto, todas las legislaciones del mundo prohíben la venta de órganos. Se sabe que existe un comercio internacional ilegal de órganos, porque hay gente dispuesta a pagar lo que sea por un riñón. Y, sin embargo, todos entienden que no es lícito inducir a alguien a privarse del propio riñón, aunque la forma con la que se induce esta acción fuera el pago de abundante dinero. Un órgano se puede sólo donar

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=