Koinonía 2008-2009

que se ha dicho en el párrafo anterior. En consecuencia, hay que concluir que Jesús comía adecuadamente. Todas las noticias de sus comidas "escandalosas" confirman que no descuidaba la buena alimentación. Tampoco hay indicio, en los textos evangélicos, de que comiera excesivamente. No hay dato alguno del que pueda inferirse algún problema de sobrepeso. Las imágenes que de Jesús se han hecho desde los albores del cristianismo, lo presentan más bien delgado. Tampoco hay que esperar que Jesús tuviera algún vicio. Es decir, podemos decir que las comidas de Jesús eran muchas, pero muy frugales. Y es que no podían ser pocas, dado que Jesús era un caminante continuo. (Sería muy interesante, en otro trabajo, estudiar el tema de las caminatas de Jesús.) ¿Con quién o con quiénes come? Contestar esta pregunta es el tópico más importante de este trabajo. Comer con quienes comía fue uno de los motivos más acusados para llevar a Cristo hasta el Calvario y para la efusión de sangre que allí se escenificó. La práctica de compartir la comida con los marginales colocó a Jesús "en una constante situación de impureza ritual para los obser- vantes estrictos de la ley" . 133 J OSÉ Y M ARÍA L ÓPEZ V IGIL explican el significado de que Jesús se hiciera rodear y comiera con quienes más necesitan de Él: El que Jesús, un hombre ya con popularidad, al que el pueblo veía como a un auténtico profeta, estuviera ro- deado de la gente más baja de Cafarnaúm o de Jerusalén, resultaba un escándalo. Hacer de los pobres de Israel, los destinatarios privilegiados de la buena noticia y confiar en ellos para que fueran el fermento del cambio, era intolerable. Jesús contaba con esto y llamó incluso "bienaventurados" a los que fueran capaces de superar 133 J OHN P. M EIER . "Jesús," en R AYMOND E. B ROWN , director, Nuevo comentario bíblico San Jerónimo, traducción por J. P. Tosaus Abadía y otros (Navarra: Verbo Divino, 2004), 1084. 112 Jesús y la comida

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