Koinonía 2008-2009

persona humana. Aunque no existe duda de que sus comidas significan mucho más que las comidas en sí mismas, Jesús comía ordinariamente cuando tenía hambre. Es de suponerse que la tuviera en los momentos que se acostumbraba comer. La costumbre judía era comer a la hora del al- muerzo y a la hora de la cena. 131 Cuando la multitud está hambrienta, Jesús está presto a realizar el milagro, si es que hace falta . 132 ¿Cuánto come? Así ocurrió en la comida más recordada después de la cena con los discípulos, horas antes de su muerte tan cruenta: la comida de la multiplicación de los panes y los pescados. Más adelante volveré a esta comida tan entrañable. Aunque la mayoría de las representaciones artísticas de Jesús nos lo presentan como un chico endeble, Jesús fue un hombre muy bien de- sarrollado y fuerte. Tuvo fuerza y presencia para tomar un fuete y ex- pulsar a los comerciantes del templo. Baste con recordar su pasión dolorosa para colegir que no era el varón débil que aparece en la ma- yoría de las imágenes. Su fuerza fue tanta que, en el camino hacia el Calvario, pudo llorar por las mujeres. Es decir, tuvo fuerza para cargar en su corazón a quienes vivían la marginación en una sociedad terriblemente dominada por los varones. Lucas, luego del incidente de la pérdida del Niño en el templo, nos informa que Jesús "crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres". (Lc. 2, 52). Se colige, perfectamente, que Jesús fue un niño saludable y con un crecimiento adecuado. No hay ningún dato posterior que borre esta imagen. Las pocas noticias que hay confirman lo 131 Ibíd. 132 Incluso cuando se trata de causar alegría, Jesús está dispuesto a obrar el milagro, aunque no haga tanta falta. Es lo que ocurre en Caná. Allí, María solicita el primer milagro de Jesús. No lo pide para adelantarle la "hora"; mucho menos para hacer alarde de los poderes de su hijo. María se compadece del joven matrimonio que se ha quedado sin vino para celebrar su boda. Jesús com- prende perfectamente la tristeza de María y realiza un milagro que, si bien no es necesario, sí viene a dar continuación a la alegría. (Esto requiere reexaminar la noción de milagro. Éste no corresponde, en todo momento, a la necesidad de reestablecer un orden perdido. Jesús ha realizado un milagro cuyo objetivo no es reinstaurar el orden sino dar continuidad a la alegría que está a punto de per- derse.) 111 Jesús y la comida

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